Jeannine ha vivido con cuatro normas en su vida. Todo vuelve, todo pasa por algo, el que se va no hace falta y lo que se hace se paga.
Una chica pelirroja desea con ansias tener una vida de aventuras y emoción, llenar aquel hueco en su interior, p...
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Y es difícil, los días parecen tan oscuros.
La luna, las estrellas, no son nada sin ti.
―Pensamiento-de-estrellas tumblr
Llevo dos minutos en este cuarto y ya parecen horas. Sombras empiezan a acercarse a la puerta.
―No estaré con la mujer. No me lo tomen a mal, diviértanse ustedes ―habla una voz áspera.
―Jamás reniegas de una bella mujer, no entendemos porque ahora si. Acaso no la as visto es una belleza ―suena la voz grave del hombre castaño.
―Es su cabello. Ustedes jamás lo entenderán. Los esperare en casa ―vuelve hablar la voz áspera.
―Haced lo que sea más conveniente para vos Eduardo ―resuena una tercera voz gutural.
Y de un tirón la puerta se abre, dejando ver a los tres hombres.
Los tres me miran intentando descifrar mi reacción.
―Me marcho ―habla por fin el pelinegro.
Al salir aquel hombre, los otros dos se acercaron lo suficiente para desnudarme con su mirada.
―Eres preciosa ―me dice el castaño rubio―.Sois exquisita, vuestra belleza ilumina esta habitación.
―¿Sabes lo que nos gusta pelirroja? ―el castaño declara―.Nos has dicho que eres primeriza.
―Estaré encantado en ser el primero ―interrumpe el castaño rubio con voz gutural.
No sé qué hacer, ni que decir.
―Me gusta que seas callada y sumisa, justo lo que necesitamos ―menciona castaño con voz varonil.
Los dos caminan hacia mí, acechando a su presa. El rubio castaño de ojos azules empieza a depositar suaves besos alrededor de mi cuello, el Cataño desliza sus manos por todo mi cuerpo desnudándolo, dejando caer el camisón rosado.
Estos hombres están tentando un lado que no creí tener, sus caricias y aquellos besos me hacen perder la razón y hacer que mis piernas tiemblen.
―Necesito hablar con Owain Ackerman ―susurro.
―Podemos presentártelo, pero esta noche eres solo de nosotros dos ―dice a mi oído el castaño.
Mi fuerza de voluntad se hace presente, al escuchar que ninguno de ellos es Owain Ackerman.
Los empujo con la poca fuerza que tengo. Me subo rápidamente el camisón.
