CAPITULO 12

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Y así fue. Empecé por mirarlo.

Luego su nombre, su sonrisa y sonreí.

Con los días su voz, su rostro habitando en mí.

Nuestro primer encuentro; sus ojos borrando mi pasado.

Su boca besando mi mano, su cuerpo abrazando mi futuro.

Luego yo, descubro el amor, y con él la vida.

―Lucia Herazo.

Como si conociera perfectamente el lugar avanzaba sin ser interrumpida por las escaleras que conducían a las habitaciones, donde los hombres saciaban sus instintos más terrenales y pasionales, donde las mujeres secén a cualquiera de ellos, por unas cuantas monedas.

Los pasillos son demasiado estrechos, actos para que solo una persona pase a la vez, iluminados por antorchas y puertas una tras otra.

―Ellos tres están aquí, Beatriz es tan afortunada, estando a la merced de ellos, una noche tan placentera ―suelta una risas picaras una mujer rubia.

―Yo he escuchado que sus métodos son un tanto especiales ―habla la segunda mujer castaña.

―No me importaría si no me pagan ―gime la mujer rubia.

Al salir de las sombras aquellas mujeres me miran con un cierto brillo en sus ojos.

―Mi lord, desea nuestros servicios ―habla la castaña, a lo cual niego.

Empiezo a avanzar asía el segundo piso, escuchando como las mujeres vuelven a hablar.

―Hoy es la noche esta radiante, he visto hombres tan sublimes, hacen que me moje con solo verlos ―ríe una de aquellas mujeres.

―Mirad al que se acaba de ir, dichosa la mujer que comparta el lecho ―alza la voz la otra mujer.

―Demasiado niño y afeminado para mis gustos.

―Mejor aún, lo jóvenes son aún más pasionales.

Con cada paso que daba visualizaba puertas tras puertas, de ellas provenían constates gemidos y sonidos resbaladizos tanto de mujeres como de hombres.

Nada me detendría en encontrarlos, no importaba si tenía que abrir todas las puertas.

Al final del pasillo se encontraba una puerta de color blanco, la cual estaba entreabierta. Decidí asomarme, lo que vi me dejo perpleja.

ESTO NO ES UN SUEÑODonde viven las historias. Descúbrelo ahora