CAPÍTULO 34

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Guerrera con cara de ángel que has tenido el valor de levantarte después de cada tropiezo

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Guerrera con cara de ángel que has tenido el valor de levantarte después de cada tropiezo. Guerrera con alas de algodón que has vencido al miedo mirado directamente a los ojos. Guerrera del día a día. Guerrera de la vida. No cambies. Porque la victoria es tuya.

―David Parrilla.

Miro a mi alrededor, un paisaje pintado por olios de tonos grises colorean el cielo; a miro a mi alrededor y solo logro distinguir tallos verduscos de una planta de menos de un metro de altura, ramificados y leñosos en su base, sus hojas son grandes y ovaladas, con grandes flores de color violáceo y amarillo, la peculiar flor da como frutos bayas del color de la muerte, negras y del tamaño de una cereza.

Mis pies descalzos rosan los tallos de la planta, mis dedos de los pies se humedecen con un líquido amarillento, producido por la flor, como consecuencia de ellos un olor desagradable inunda mis fosas nasales, sin embargo sigo mi camino como si mi cuerpo supiese el camino.

El viento susurra maldiciones he hechizos antiguos. Mi cuerpo al desnudo se estremece por las ásperas caricias del feroz viento y los hechizos, mis cabellos que descienden desde mis hombros hasta tocar el nacimiento de mis nalgas, flotan dándoles vida propia.

El viento vuelve a conjurar su magia y es cuando sollozos de una mujer hacen temblar mi cuerpo.

Mis pies siguen avanzando, el panorama no muestra cambio alguno, la flor de la muerte, la flor de la atropina. Mis pies se detienen en seco cuando el cuerpo de una mujer me impide el paso. Dicha mujer se encuentra sentada en el suelo, las flores de la muerte la rodean, la mujer de cabellos castaños y largos se mantiene abrazando sus pies, su cabeza se encuentra hundida entre estos. Al notar mi mirada la joven dama levanta la cabeza dejándome perpleja, puesto que de sus ojos marrones lágrimas negras escurren hasta sus mejillas, sus labios morados como los pétalos de la flor, de tés blanquizca fantasmal que aterra, el mirar de sus orbes cafés me observan con encano, que hace que retroceda unos cuantos pasos.

La extraña de pone de pie dejando a la vista su perfecto cuerpo de mujer desnuda.

―Siempre lo supe, siempre supe que vos me llevaría a mi tumba. Nunca os lo perdonare, te persiguiere por la eternidad. Vuestro destino es la oscuridad, que este cielo sea el testigo de mi odio por vos, que la ira de mi marido caiga sobre tu alma ―sonríe con malicie―.Cuando nos volvamos a encontrar seré yo quien os arranque el corazón, gozando cada instante viendo como él os destruye.

Mi cuerpo siente el frío en cada extremidad, y es cuando me percato que aquella extraña he misteriosa mujer ha sellado mi destino.

Las pesadillas atroces habían vuelto, cada vez que el sol de oculta y la noche conjuran sus hechizos llamando a la mujer misteriosa. Al principio las sospechas sobre que aquellos demonios hijos de Lilit, aquellos seres del mal creados para perturbarme por toda la eternidad; pero estaba equivocada aquello va más allá de Lilit.

ESTO NO ES UN SUEÑODonde viven las historias. Descúbrelo ahora