CAPITULO 3

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¿Tierno el amor? Es harto duro,

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¿Tierno el amor? Es harto duro,

Harto áspero y violento, y se clava como espina

―Romeo y Julieta

Al despertar la cabeza me da vueltas, mi estómago se siente a morir, mi cuerpo pesado no  responde. Mis pupilas enfocan una enorme habitación de tapices rosados convidados a la perfección con tonos claros azules y muebles marrones clásicos.

Poco a poco distingo que alguien se acerca a mí. Cuando está a los pies de la cama en la que me encuentro recostada, lo puedo ver, pero no distingo en su totalidad.

Es un hombre joven de mirada suave y preocupada, atlético y me atrevo a decir que de aspecto simpático.

―Tranquila te he encontrado. No me vuelvas a dar un susto de esta manera, pensé que te perdería ―el hombre me toma entre sus brazos, dejándome olfatear un sutil olor a regaliz.

Quiero seguir observando aquel hombre, descubrír  cada detalle sin dejar que uno se me escape, pero es tan inútil porque no puedo más, caigo en un profundo y abrazador sueño.


***

Estoy cayendo en la profundidad del agua. No me es permitido respirar, el agua entra por mi boca y nariz, haciéndome sentir sofocada y cansada. La oscuridad se hace presente, venciendo a los rayos de luz que entran a las inmensas y profundas aguas.

―Te dije que no vinieras mujer del cabellos de fuego. Ahora pagaras junto a él, por sus pecados. Destruiré lo que más les importa, are que paguen. Sin importar que tan especial y extraordinaria serás para ellos y para mí.

Esa voz de nuevo, de aquel hombre de risos fugaces y suspiros interminables, aquel que me advierte de no venir a cierto lugar. Pero esta vez su voz es más áspera y cruel.

―Te matare mujer de cabello de fuego. Lo juro ―una risa aterradora se agudiza en la terrible nada―.La curiosidad será tu fin, el amor tu tumba.

Tengo miedo, no quiero morir. No así.

¡¡¡Ayuda!!!

Como si mi suplica fuera oída, una pequeña luz aparece dentro aquella oscuridad repleta de aguas envenenas. Dentro de ella proviene una voz cantarina y melódica. Susurrando mi nombre en forma de verso.

―Jeannine.

―Jeannine.

―Jeannine.

―Jeannine.

― Jeannine abre los ojos ―lentamente abro mis ojos, captó su mirada. Aquel hombre de ojos verdes pálidos fugitivos y desabridos rodeados por una mirada llena preocupación. Tienen un destello de familiaridad.

ESTO NO ES UN SUEÑODonde viven las historias. Descúbrelo ahora