CAPITULO 25

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¡SE TU! Con tu forma de cabrearte, con tus manías, con tus caos, con tus imperfecciones y te quiero así, así que porfavor se tú

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¡SE TU! Con tu forma de cabrearte, con tus manías, con tus caos, con tus imperfecciones y te quiero así, así que porfavor se tú.

―Tu cuerpo en verso/Diego Bergasa

Mi vida daba cada vez más vueltas girado en diversas direcciones. Se encontraba atascada, enrredada entre tanto caos, muerte y miedo.

Odiaba tener que levantarme y lo primero por hacer sea mirarme en un trozo de espejo, asegurado que mis cabellos no se noten, vendando mis senos con trozos de trapos, incluso vestir con pantalones. Jamás me había sentido con tanta discordia. Aborrezco el hecho de ocultar mi sexo, mi esencia, mi identidad.

Mientras caminaba rumbo al campamento, entre el misterioso bosque, mi ahora escondite. La endemoniada venda en mis pechos, se mueve con cada paso que doy, proporcionándome un intenso ardor. Si pensaba que el sostén era una tortura, fue porque jamás había sentido este ardor en mis senos. En ocasiones prefería no hablar demasiado, tratar de respirar lento y no caminar más de lo necesario, todo aquello para aminorar la tremenda incomodidad y ardor.

Miraba el cielo, para distraerme del ardor en mis senos―.Fue cuando le vi. El crepúsculo náutico llegaba a su máxima altura, los colores rojos y naranjas reflejaban pequeños destellos de luz en mi pelirrojo cabello opaco, creando una perfecta armonía. La paleta de colores es magia y sublime.

Aquello era maravilloso para mí, una especie de buena suerte, inclusive un recuerdo. No me importaba que el fenómeno estuviese formado, por la luz que se difunde en todas las direcciones en moléculas del aire, haciéndome observar aquella magia iluminada. Era magia de lo más pura he inocente.

Aquel crepúsculo me recordaba a mi madre, ella solía decirme las más bellas palabras; cuando el complejo por mi cabello me molestaba:

―Cuando naciste el cielo se ilumino de los colores más hermosos he esplendidos del arcoíris, el rojo he el naranja. Por esa razón pequeña mía, tu cabello es la combinación de aquellos colores. No tienes por qué sentir vergüenza alguna. Nunca debes ocultar tu esencia mi crepúsculo náutico.

Aquella fue la razón por la cual no corte mi cabello. El solo hecho de verlo todas las mañanas y noches, me transporta al recuerdo de mi madre y de su inmenso amor.

Ingresando al campamento a hurtadillas, esquivando a los guardias, incluso a pasando desapercibida, sigilosa he misteriosa como un fantasma.

Proporcionando terror a los individuos con los que me topaba, huyendo de mí y murmurando fantasías fantasmales:

―Era un fantasma ¿lo viste? ―murmuraba un solado.

―Sí, no es más que un alma que pena por los alrededores de este lugar.

Me encontraba en la tienda de acampar de Ackerman, mientras esperaba su llegada. Observándola minuciosamente, daba la impresión de ser de un gran tamaño, incluso contaba con algunos muebles marrones.

ESTO NO ES UN SUEÑODonde viven las historias. Descúbrelo ahora