CAPÍTULO FINAL

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AL VERTE:

Lo que veo no es tu labio hinchando, sino tu alegría apagada. No veo los moretones en tus brazos, sino tus sueños.

Tu distancia con el mundo no es decisión sino obligación. Tus suspiros no son de ilusión sino de resignación. Tu silencio no es de dolor, sino de miedo.

No sabes cómo ocultarte de tu propia imagen que tanto te hace llorar al recordarte feliz..... Cuando lo fuiste.

Y aun así lo amas y crees que cambiara, mientras te partes en la soledad de la muchedumbre, o desfalleces hecha pedazos al verlo tranquilamente dormir ―Le dijo el espejo.

CALLAR NO SIRVE DE NADA. ¿QUÉ ESTAS ESPERANDO?

―Max Quinde Wiesner.

El dolor de aquella noche fue grabado con desgarres, cicatrices, sangre he oscuridad en mi corazón, en mi ser.

En algún punto de la habitación quise desaparecer, pero me es inútil pues el olor agrio me recuerda a él, a Andrew, aquel olor que preside en la habitación.

Estoy sufriendo y me odio a mí misma por no ser capaz de recibir amor, por perderme a mí misma. Sé que será difícil y duro regresar a la persona que era.

Pero me encuentro herida y tumorosa, estoy asustada. No más dolor porfavor.

―Esta, está bien, está bien, esto está bien, esto es lo que me merezco ―Trato de componerme, pero es inútil.

Las ansias de morir de, desaparecer son tantas:

¿Si muero, seré perdonada? ¿Esto desaparecerá con el tiempo? Puesto que despierto, y ni siquiera puedo moverme, ¿porque peso más que ayer? El dolor pesa aún más. Preguntas al aire asechan a mi sub cociente.

Hoy no ha salido el sol y ya quiero que termine el día solo para volver a dormir y sentirme inexistente. Es la única manera de olvidarme de todo aquello y que las horas se pasen pronto.

Mi cuerpo no me responde, me siento cansada, aun estando en cama. Mi voz está estancada, tal vez hable pero siento que ya no pertenezco a mí. He dejado de dar órdenes y alguien más toma el control de mí y desconecta ese lazo entre mi mente y cuerpo. No entiendo ni cómo voy a poder explicar esto porque; ¿Cómo van a entenderlo? Si ni siquiera puedo hacerlo yo.

El estar llorando quedo en segundo plano porque ni para llorar encuentro sentido, solo estoy vacía, soy un disfraz sin nadie dentro; ni siquiera puedo encontrarme y traerme de vuelta, he llego a pensar si alguna vez fui alguien.

Mi mente se agota, mi cuerpo sucumbe a la oscuridad, solo eso, me pierdo en la nada.

―Como podéis encerrarla ―escucho voces en reproche, provenientes de una mujer―.Lleva cinco días encerrada, desde su noche de bodas, no se escucha ningún ruido ¿Y si a muerto?

ESTO NO ES UN SUEÑODonde viven las historias. Descúbrelo ahora