CAPITULO 27

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El amor puede con todo, me dijo

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El amor puede con todo, me dijo.

¿Hablas de capacidad o de destrucción? , pensé.

―Loreto Sesma.

Nathan se encontraba cada vez más inquieto y desconcertado. Inclusive su hermano menor había tomaba más responsabilidades que él, como el Zar de Rusia.

Horrendas pesadillas perturbaban sus sueños; la mayoría del tiempo se sentía fuera de sí, como si fuese alguien más, sus mandatos no eran suyos, no era él.

Se pasaba en vela toda la fría noche, anhelado un amor, a una mujer de cabellos como las llamas del terrible fuego.

Reprimiendo sus ganas de buscar aquel amor. Llorando y maldiciendo a la vida, por aquel destino.

Aquellos cercanos al Zar, murmuraban a sus espaldas:

―Dicen que una mujer lo hechizo y ahora se ha vuelto demente.

Nathan se encontraba el castillo de San Petersburgo. Plañía su sufrimiento, en un rincón de las mazmorras.

―Cuanto te anhelo ¿Qué es lo que me has hecho?, ¿acaso esto es amor? ―las lágrimas del Zar, caían lentamente por sus ojos color mar―.Duele tanto que me vuelvo loco, de solo pensar que otro hombre posea lo que alguna vez fue mío.

Una presencia oscura, se regocijaba del sufrimiento del Zar de Rusia. Con una gran sonrisa tenebrosa que adornaba el rostro de aquella presencia.

―Tu dolor, solo me hace más fuerte Nathan. Tu crimen es amar a quien más odio. Todos aquellos que más amas Jeannine sufrirán ―susurraba a la nada, aquel guerrero enemigo del tiempo.

Jeannine, discutía con aquel que llama hermano cuando los susurros de Jeremy, le habían alcanzado infundiendole un escalofrío cargado de un terrible miedo, en su ser.

Todos aquellos que más amas Jeannine sufrirán

***

―Zar, Zar ―un joven de risos dorados, llamaba a Nathan. Despertándolo del sueño del engaño, los pensamientos―.Zar, Nathan.

―¿Si, Mathieu? ―responde el Zar.

―¿Me has escuchado?

―Mmm, continua.

―Os decía, el atentado con la vida del rey Eduardo fue un fracaso.

―¿Qué paso, con el asesino? Dime que cuidaste cada detalle, después de todo esto fue plan tuyo, hermano.

―No se preocupe por ello, todo está resuelto.

―Ese desgraciado de Eduardo, ¿Quién o quienes le ayudaron? ―escupe con rabia Nathan. El solo recordar a su viejo amigo, hace que su sangre le hierba.

ESTO NO ES UN SUEÑODonde viven las historias. Descúbrelo ahora