Final

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Michael De Santa, Claude Speed, Niko Bellic, Luis López, Huang Lee, Mike, Carl Johnson, Trevor Phillips y Franklin Clinton observan a Evan Clay en el suelo, ríe con ganas al ver que están furiosos, Elizabeta sirve cafés para todos, Lester Crest trata de encontrar al hombre con un programa de reconocimiento facial por toda la ciudad.

-Cariño, ¿no me servirás café? – Evan sonríe amablemente a Elizabeta quien da un sorbo para escupirle en la cara. – Gracias. – No pierde la sonrisa. – Sin duda que no necesita endulzarse más.

-Me encantaría endulzártelo bien y bonito, cariño. – Niko detiene a la mujer para que no lo patee.

-¿Alguien tendría la misma atención que la mujer para decirme qué hago aquí?

-Vas a ayudarnos.

-¡JA!, ¿por qué haría eso?

-Quien te encerró...

-Ustedes. – Evan gira los ojos con fastidio, Trevor golpea la mesa, acercándose rápido, lo abofetea tres veces.

-¡Cállate!

-¿Qué pasa, Trevor? Parece que alguien hubiera matado a tu amigo... – Michael interviene antes de que Trevor acomode una bala en la frente de Evan.

-Hay un hombre que nos va a joder a todos, se llevará nuestro dinero, tal vez nos mate o nos encierre en la misma celda, no importará de qué lado estamos.

-Sigues sin entender, no hay lados, solo es un lado... Como escalas de grises...

-Ahórratelo, ¿nos vas a ayudar?

-Pero deben dejarme ir.

Se miran entre sí, ni Trevor parece incómodo con la idea, aceptan la condición y lo ponen al tanto de todo lo que debe saber, van a dormir después de llegar a un acuerdo con Evan, se quedaría atado y cambiarían turnos de guardia cada cuatro horas, Michael es el primero en cuidarlo, al pasar las horas, sale de la casa para fumar y su teléfono suena.

-¿Bueno?

-Michael...

-¿Amanda?, ¿de quién es este teléfono?

-Ayúdame...

-¿Qué, por qué susurras? – Una voz masculina responde, Michael la identifica de inmediato, sintiendo una ráfaga de miedo y enojo. – Deja ir a mi esposa.

-Michael, debes entregarme a Evan y podré ayudarte.

-¿Por qué aceptaría algo de lo que me dijeras, miserable hijo de perra?

-Porque no solamente tengo a tu esposa, sino también a Liz y a Karen.

-Escúchame, tú, hijo de puta, más vale que las dejes ir o nos pondremos todo Bruce Lee en tu trasero.

-Te enviaré mis coordenadas, tráiganme a Clay y tal vez recuperen a sus mujeres intactas... Bueno, casi, ¿qué clase de jefe malvado sería si no traumatizo a mis víctimas un poco? Karen tiene información que podría utilizar... Adiós, De Santa.

Michael despierta a todos una vez que recibe la ubicación del tipo, les cuenta todo y concuerdan con que hay una sola cosa que hacer, Evan aguarda, atado a la columna, viendo al suelo cuando todas las luces se apagan, la puerta es derribada, entrando hombres cubiertos con pasamontañas.

-¿Qué está pasando? – Lo levantan, ajustando las cadenas para que no pueda mover las manos. – ¿Trevor, Franklin?, ¿qué están haciendo? – Lo empujan hacia la salida donde los esperan en una van. – Oh, ya veo... Van a entregarme... Ya les voltearon la situación, ¿no es cierto? Y creer que los admiraba... – Michael se acerca a él, dándole un golpe en el vientre, Evan lo mira decisivamente.

Grand Theft Auto: The Big OneDonde viven las historias. Descúbrelo ahora