Los aplausos de los espectadores se oían como mil olas llegando seguidamente a la orillas del mar. Seguramente mi cara estaba tan roja como la gelatina de cereza en ese momento. No sabía la razón pero una sonrisa burlona se hallaba en su rostro, un pavor repentino me invadió, tal vez se estaba burlando de mi pésimo e "improvisado" baile.
Después de unos segundos sus ojos se encontraron con los míos, y trató de encubrir su sonrisa pero no tuvo éxito alguno. Le lancé una mirada de advertencia pero enseguida me dedicó una sonrisa ladeada. Di una vuelta alrededor de él y eso fue suficiente para darme cuenta de que un tercio del suelo estaba cubierto con billetes de uno, cinco y diez dólares. Sería embarazoso cuando acabara la canción y tendría que agacharme para recoger los dichosos billetes uno por uno. Si Rosalie estuviera presente entre la multitud, la palabra "perra" hubiera sido escuchada al menos un ciento de veces.
Minutos después, los que se sintieron como siglos, cuando la canción se acabó, lo tomé de la mano y lo hice acompañarme hasta la parte de atrás del escenario sin darle espacio a nada. ¡Que se jodan las benditas y tan necesarias en este momento propinas!
Visualicé unas sillas grandes al final de un corredor y lo guié hasta allá. Necesitaba quitarme esta mala imagen, aunque seguramente sería más difícil que hacer un truco de magia. De todas formas, no perdería nada con intentarlo.
— ¿Qué haces aquí? —me preguntó él antes de que yo pudiera vocalizar palabra alguna.
— Salvo una vida, ¿y tú? No te veías como uno de los que suelen estar por estos lugares.
— La gente tiene secretos, ¿o no?
— ¿Cuál es el tuyo? —sonreí a pesar de que sabía que no contestaría.
— Si te lo dijera, me expondría a ti, y no queremos eso, no realmente —soltó una risa que pareció más un suspiro.
— De acuerdo... Aunque saltar la seguridad del colegio al primer día deja mucho que decir, eh —Él soltó una carcajada que me contagió al instante.
—Lo sé, ¿pero qué haces tú aquí? —Preguntó mirándome expectante.
—Secreto, pero estoy aquí sólo por hoy.
ESTÁS LEYENDO
Betzabeth.
Teen Fiction- ¿Y la violencia es la mejor forma de resolver las cosas? - Muchas veces sí -respondí fría.