Capítulo 4: Coincidencias

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Alex P.O.V:

Otro lunes, otra jaqueca. El laboratorio de informática permanece en silencio mientras mis compañeros se la pasan en Facebook pretendiendo que completan la actividad. Yo realmente estoy intentando entender lo que hago, no me importa que repruebe, mínimo lo haré entendiendo.

Llega receso, paseo por las canchas con mis audífonos a tope, viendo al equipo de la escuela practicar para el partido de soccer que se dará el jueves, lo cual es raro en mi pues digamos que no es mi deporte favorito, así que realmente no sé que hago aquí de espectador. Alguien me toca el hombro, solo me retiro un audífono para saber que desea.

- Hey, así que también estudias aquí. -la voz me es muy familiar, volteo y me quedo un tanto atónito-

- Vaya, pero que agradable e inesperada coincidencia...

Es aquella chica de la pasada fiesta, vistiendo con ropa menos exuberante, coleta y un par de lentes muy a lo nerd. Nada mal...

- No esperaba también asistieras acá. ¿Qué tal vas?

- Pues te imaginarás mi aburrimiento como para estar acá.

- Si, no te creía un aficionado del soccer... Oye, nunca me dijiste tu nombre.

- Me llamo Johna -miento para evitar conflictos futuros-

- Ajá, ¿y tu nombre real?

- Así que no eres tonta...

- Claro que no. Conmigo no hay ninguna necesidad de pretender nada, estoy conciente de que lo que tuvimos fue sin compromisos, pero si quisiera saber el nombre del chico que me hizo gritar esa noche.

- Si lo dices así, me llamo Alex. -digo orgulloso mientras nos saludamos-

- Liz, mucho gusto.

- Quitándo la paliza que casi me da tu ex, lo mismo digo.

- Jaja, ignoralo, no es de los chicos que soporten perder, menos cuando saben que la han liado.

- En parte entiendo al desgraciado, creo se pierde... -le miro de pies a cabeza- de mucho realmente.

- ¿Siempre eres tan elocuente? ¿O solo cuando quieres volver a tirarte a alguien?

- Tú no te andas con rodeos, ¿verdad?

- ¿Y para qué? Si ya sabemos a que vamos, no veo necesidad de "preparar el terreno" como diría alguno que otro tarado.

- En ese caso, ¿para cuándo quieres que te vuelva a hacer gritar?

- Y tú si que eres directo. -sonríe picaramente- Buscame en la salida, vamos a mi casa y veámos de que más eres capaz. Hasta entonces.

Ella se retira, dejándome a mi expectante y un tanto curioso, ¿qué tan bien se sentirá estando sobrios?

[*]

- Espera, ¿la misma belleza que te diste el viernes te invitó a que tengan sexo esta vez en su casa hoy mismo?

- ¿Qué puedo decir? Yo no me esperaba que asistiera aquí siquiera.

- ¿Y traes con que protegerte?

- Por supuesto -saco un condón de mi bolsillo presumiendo de la buena suerte que parece adornarme- Y aunque no tuviera, hay una farmacia a unas cuadras y presupuesto no me falta.

- Eres un cabrón, ni yo me puedo creer tu suerte.

- Pues sea como sea, a aprovechar mientras dure mi buena racha.

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