—¿Tú estás bromeando, verdad?—inquiero ofendida.
—No. Y no me lo puedes negar, Leire. No es normal que lo odies, que odies a cada uno de ellos...en realidad creo que dices que lo haces porque no eres capaz de aceptar que te gustan....—niego.
—¡Selina! ¿Por qué actúas como sí no me conocieses?—me indigno.
—Escucha, cualquier otra chica a la que le hubiese tocado trabajar con él todavía estaría brincando de la felicidad sin podérselo creer...o probablemente en este momento estaría siendo sacada por un par de paramédicos buenísimos totalmente desmayada por la emoción que experimentó al saber que sería su pareja, pero te tocó a ti y todo lo que hiciste fue hacer el ridículo en el salón frente a la señora Harriet y todos nuestros compañeros....—explica la chica.
—¡Eres la mejor amiga que cualquier chica quisiera tener, en serio!—repongo poniendo mis ojos en blanco—¡No soy como el resto de las chicas! No sé sí lo olvidaste o sólo te empeñas en decirlo para molestarme—me quejo de nuevo.
—¿Por qué no aceptas de una buena vez que te gusta? ¡Míralo bien! Ojos hermosos, cabello de envidia, trasero al estilo Nicky Minaj...bueno, casi...el de Zabdiel me gusta más....—me rio—...su rostro parece el de un verdadero ángel con esa sonrisa preciosa que haría derretir todos y cada uno de los benditos icebergs en la Antártida... ¡y sus hoyuelos! Encima tiene un cuerpo escultural que parece tallado por los mismísimos dioses griegos—suelto una carcajada.
—¡Pareces una psicópata!—me burlo con diversión.
—Vamos, Leire. ¿No te gusta ni tantito?—inquiere observándome detenidamente.
—No, Selina...no me gusta. ¿Cómo puedes gustarte alguien que ni siquiera te voltea a ver cuándo va caminando por los pasillos de la universidad? ¿En serio?—farfullo mirándole también.
—De acuerdo, entendí tu punto.—hace una pausa—Y puedes decirme todo lo que quieras pero nada me quita de la cabeza que te encanta Zabdiel, aún aunque te empeñes en negarlo, te conozco como la palma de mi mano y esa cara de idiota que tenías hace un rato definitivamente no es la que pones cuándo piensas en el buenazo de Shawn Peter Raul—me rio de nueva cuenta.
—Oh, cállate tonta...
Para cuándo vuelvo a casa todo lo que quiero es dormir y despertar hasta el siguiente siglo. Mi cabeza está a punto de explotar de dolor y estoy tan cansada como sí hubiese participado en una caminata olímpica. Fabricio no está afortunadamente y mis padres trabajan todo el bendito día, por lo cual la casa está en un sepulcral silencio que disfruto y agradezco.
En calcetines y con un tazón de cereal de chocolate con leche en la mano me dejo caer en el sofá y enciendo la televisión de la sala donde de inmediato un partido de fútbol americano comienza a reproducirse, lo reconozco como uno de los partidos grabados que mi padre y Fabricio suelen ver los sábados por la tarde cuándo no tiene nada mejor que hacer.
Cambio de canal con el control remoto y doy un respingo haciendo que la leche del cereal se derrame sobre mí cuando una serie de golpes desesperados amenazan con tirar la puerta de mi casa.
Suelto una mala palabra digna de una lavada de boca con petróleo y me dirijo a la puerta sin dejar de refunfuñar por el incidente. Abro sin percatarme y cuándo los ojos de Selina se posan en mí y la mancha de leche con chocolate del cereal en mi blusa blanca suelta una risita divertida.
—¿Qué te ha pasado?—pregunta totalmente divertida.
—¿Qué haces aquí?—inquiero ignorando su pregunta.
—¡Tarde de investigación con Christopher!—exclama emocionada.
—Vaya, que suerte la tuya—me burlo pero ella está tan emocionada que no se percata de la ironía que hay en mi voz.—Espera un segundo... ¿viniste solamente para decirme esto?—pregunto en voz baja.
ESTÁS LEYENDO
DIEZ RAZONES PARA NO AMARTE (DRPNA #1)|ZABDIEL DE JESÚS|Terminada.
FanfictionLibro uno: DIEZ RAZONES PARA NO AMARTE. Libro dos: DIEZ RAZONES PARA ESTAR A TU LADO. No choco en las esquinas de los pasillos con chicos guapos con el físico de Dylan O'Brien y con el rostro de Harry Styles. No. Mi enemiga número uno no suele ser...