—Necesito que me acompañes al centro comercial—le digo a Selina apenas nos encontramos en el patio de la universidad para dirigirnos a su auto.
—¿Qué?—pregunta y luego se frena de golpe—¿Quién eres tú y que demonios le hiciste a mi mejor amiga? ¡Sal de ahí demonio que la has poseído! ¡Leire es un alma noble y pura...! Un poco renegada pero sigue siendo pura y noble—masculla mirándome fijamente.
—¡Soy yo, tonta!—me río
—¿Qué es lo que pasa contigo? ¿Tienes fiebre o algo así? ¿Te sientes bien? Porque puedo llevarte al hospital...—inquiere llevando el dorso de su mano a mi frente para comprobar mi temperatura corporal. La fulmino con mis ojos en menos de un segundo y suelto un suspiro.
—¿Vas a acompañarme sí o no?—pregunto golpeteando la punta de mi zapato contra el pavimento.
—¿Qué es lo que pasa con el mundo el día de hoy que tú estás pidiéndome que te acompañe al centro comercial?—inquiere cruzándose de brazos y observándome con una de sus bien definidas cejas enarcadas.
—Pasa que Alex, la pequeña hermana de Zabdiel cumple años en un par de días...me ha invitado a festejarlo con ella y quiero comprarle un obsequio de cumpleaños—explico en voz baja omitiendo la parte en la que la niña cree que soy la novia de su hermano.
Los ojos de Selina se iluminan de inmediato y creo que he cometido el peor error de mi vida al haberle contado aquello. Una enorme sonrisa se instala en sus labios y suelta un chillido atrayendo la atención de un par de chicas que mantienen una conversación a un par de metros por delante de nosotros.
Mis mejillas se tiñen de rojo y reanudo mi caminata hasta el auto con ella siguiéndome muy de cerca.—¡Leire!—chilla ofendida apenas está cerca de mí.—Déjame ver si entendí...la pequeña hermanita de Zabdiel te ha invitado a celebrar su cumpleaños con ella y tú quieres ir al centro comercial para comprarle un regalo porque vas a ir—explica lentamente como sí no fuera eso lo que acabo de decirle.
—Sí.
—¡Ahí lo tienes! Yo tengo razón, tal vez él le ha pedido que te invite porque quiere pasar más tiempo contigo, eso es lo que hacen los chicos que se han enamorado...dios, eres tan afortunada...mataría por tener algo así—exclama con una enorme sonrisa en los labios.
—Escúchame...—pido en voz baja siendo consciente de que lo que voy decirle va a costarme mi estabilidad emocional y mi paz mental—puede que no te haya contado un pequeño detalle sobre mi visita a esa casa...—murmuro apartando mis ojos de ella para darme cuenta que las chicas nos están observando descaradamente.
—¿Qué es lo que pasa?—pregunta atrayendo mi atención. Ladeo un poco mi cabeza y vuelvo a llevar mis ojos hasta ella.
—¿Primero podemos entrar en el auto? ¿Por favor?—suspiro—Las miradas curiosas me ponen la piel de gallina y por lo visto, ellas tienen demasiada curiosidad o mueren por saber sobre lo que estamos hablando—anuncio ofendida.
Un pequeño clic emitido por las puertas del auto penetra mis oídos y agradezco mentalmente a Dios por haber dominado su parte racional y no hacer más preguntas al respecto. Entro tan rápido como me es posible y cierro la puerta de inmediato. Cuándo finalmente ella entra en el auto y se acomoda en el asiento del conductor sus ojos se posan en los míos y suelto un largo suspiro porque sé que no hay manera de zafarme de esto.
—Sigo esperando...—anuncia con desdén.
—Bien...puede que el día que fui a la casa de Zabdiel, le haya dicho a su madre y hermana que somos novios—anuncio en voz baja llevando mi atención brevemente a mi mejor amiga. Sus ojos se abren con sorpresa, suelta un chillido y casi puedo ver su corazón latiendo descontroladamente dentro de su pecho.
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DIEZ RAZONES PARA NO AMARTE (DRPNA #1)|ZABDIEL DE JESÚS|Terminada.
FanfictionLibro uno: DIEZ RAZONES PARA NO AMARTE. Libro dos: DIEZ RAZONES PARA ESTAR A TU LADO. No choco en las esquinas de los pasillos con chicos guapos con el físico de Dylan O'Brien y con el rostro de Harry Styles. No. Mi enemiga número uno no suele ser...