—¡Estoy esperando!—le espeto al chico que se mantiene en silencio observándome con detenimiento. Reprimo mis ganas de pegarle y niego un poco.
—Alex no tiene amigas en el colegio, Leire.—responde en voz baja.—Ni siquiera va a una escuela como cualquier niña de su edad—mis ojos se abren con sorpresa y niega un poco.
—¿Disculpa?—murmuro llena de asombro.
—Las niñas en el colegio fueron tan crueles con ella por el simple hecho de no tener tanto dinero como el resto, sufrió tanto que finalmente mamá decidió que tomaría clases particulares desde casa...fue una manera de protegerla pero también de hacerla débil.—hace una pausa—El abuelo insistió mucho para que asistiera a un colegio y recibiera una educación de primera, al principio mamá se negó y yo insistí tanto porque creí que iba a ser una oportunidad inigualable para mi hermana pero me equivoqué y todo lo que resultó fue un infierno para ella—explica en medio de un suspiro.
—¿Qué? ¿Cómo es que las niñas de su edad pueden ser tan crueles entre sí?—murmuro horrorizada.
—Sé que no debí haberle dicho que eras mi novia porque creo que ni siquiera me consideras un amigo pero...Alex parecía entusiasmada con ello que no fui capaz de romper sus ilusiones—agrega en voz baja.—Dale, puedes comenzar a pegarme, insultarme, gritarme o lo que sea que quieras hacer contra mí, no me opondré—anuncia casi sin parpadear.
Lo contemplo en silencio por largos segundos y niego levemente.—Te acercas a mi más de lo necesario y te prometo que te dejaré sin tus futuros hijos—declaro ofreciéndole mi mano. Una sonrisa de alivio se instala en sus labios y la toma de inmediato.—No me abraces, no me beses, ni siquiera respires cerca de mi ¿entiendes?—inquiero mirándole fijamente.
—De acuerdo, de acuerdo. Entendí el punto, chica periódico—responde y cuando estoy a punto de protestar Alex aparece de nueva cuenta con su lindo perro siguiéndola muy de cerca y un montón de muñecas en los brazos.
—¡Mira Leire!—masculla emocionada y de inmediato deshago mi agarre de la mano de Zabdiel. Le lanzo una mirada furibunda y le sonrío a la chica que me mira fijamente esperando por una respuesta y de paso me pone nerviosa.
—Están preciosas, Alex—anunció inclinándome para quedar a su altura.
—¿Verdad que sí? Zabdiel me las compró—me informa y mis ojos vuelan de nueva cuenta hasta el muchacho.
—Bueno, eso debe ser porque tu hermano te ama con locura sí te compró muñecas así de preciosas—le sonrío.
—Oiga ustedes dos, está increíble que se lleven bien, que sean mejores amigas y todo lo demás, pero... ¿podríamos entrar de una vez y comer? Muero de hambre—se queja el número trece.
Alex ríe totalmente divertida y en menos de lo que soy capaz de comprender estoy siendo arrastrada por la pequeña entusiasta dentro de la casa. Me quedo estática observando la decoración y el montón de fotografías familiares que descansan encima de una pequeña chimenea. Zabdiel, Alex y una mujer de cabello negro y ojos juguetones posan para la cámara en diferentes escenarios pero siempre con la misma sonrisa en los labios. Sus sonrisas son idénticas, me doy cuenta ahora que los veo juntos en una fotografía. Sin embargo, no hay rastro alguno del hombre que se supone debería fungir como el padre de familia.
Mis ojos vagan hasta una fotografía en particular. Una donde Zabdiel sostiene entre sus brazos a Alex, se miran fijamente el uno al otro y se sonríen mutuamente como sí no se hubiesen dado cuenta del momento en el que la toma fue capturada. Un carraspeo de garganta basta para hacerme sonrojar y volver a la realidad. Me giro sobre mis talones para encontrarme de frente con la madre de Zabdiel que me observa desde el umbral de la sala con una sonrisa bonita en los labios.
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DIEZ RAZONES PARA NO AMARTE (DRPNA #1)|ZABDIEL DE JESÚS|Terminada.
FanficLibro uno: DIEZ RAZONES PARA NO AMARTE. Libro dos: DIEZ RAZONES PARA ESTAR A TU LADO. No choco en las esquinas de los pasillos con chicos guapos con el físico de Dylan O'Brien y con el rostro de Harry Styles. No. Mi enemiga número uno no suele ser...