¿Cómo enfermarse de gravedad sin morir en el intento para no tener que ir a la universidad por los próximos cinco meses? Tecleo en la pantalla táctil de mi teléfono y luego me siento totalmente ridícula. Borro todo y me doy la vuelta en la cama cubriéndome más con mi edredón.
— ¡Leire Joanne Durant! Más te vale que te pongas de pie en este mismo instante porque se está haciendo tarde para la universidad y te prometo que tendrás que ir caminando porque tu padre ya se fue, Fabricio tenía practica antes de clases con su nuevo equipo de fútbol y yo estoy a punto de irme al trabajo, tengo una junta muy importante y no puedo llegar tarde.—inquiere mi madre entrando de golpe en mi habitación.
—Me duele la cabeza, mamá—murmuro con voz amortiguada. Su ceño de frunce y de inmediato lleva su mano hasta mi frente.
Rezo mentalmente y niega un poco.—Creo que tienes fiebre—susurra. ¿Qué?
—Voy a quedarme en casa el día de hoy ¿de acuerdo?—sus ojos me observan fijamente y por un segundo cuándo creo que finalmente ha descubierto mi gran mentira utilizando sus súper poderes de mamá, asiente débilmente.
—Te dejaré algo de dinero en el desayunador por si necesitas algo ¿de acuerdo?—asiento un poco y ella se inclina sobre mí para depositar un pequeño beso en mi frente antes de marcharse.
Apenas la veo salir por la puerta de mi habitación me saco el edredón de encima y niego un poco. Tengo que encontrar una buena manera para coger un resfriado de manera rápida y no tener que ir a la universidad en varios días para no verle la cara a nadie.
Mi nivel de holgazanería es tan avanzado que me quedo recostada en mi cama observando el techo hasta el medio día sin saber realmente que hacer. Mi estómago gruñe en protesta clamando un poco de comida pero me rehúso a ponerme de pie. Tal vez en realidad si estoy enferma.
Se me ocurre una idea increíble para seguir fingiendo que muero lentamente y de inmediato la pongo en marcha. Conecto la secadora de cabello programándola en su máxima potencia y la pongo directamente a mi cara. Siento que me derrito pero no la alejo hasta que creo que es suficiente.
Cuándo mamá vuelve del trabajo me encuentra sentada en la sala observando el televisor con un plato de cereal de chocolate con leche en las manos. Zac Efron me ofrece una sonrisa desde la pantalla plasma provocando que me embobe tanto con su masculina belleza y no escuche a mi madre cuándo entra en casa. Avanza hasta mí y coloca su mano de nueva cuenta sobre mi frente para volver a comprobar mi temperatura corporal.
—Dios mío, Leire, ahora tienes más fiebre que antes.—anuncia con preocupación. Siento la necesidad de confesarle que en realidad no tengo nada pero prefiero no hacerlo. No por ahora.—Definitivamente necesitas descansar un par de días de la universidad.
—Creo que si...
(...)
Avanzo lentamente por los pasillos de la universidad luego de tres días de descanso. Las miradas curiosas me siguen con cada paso que doy pero ya no me interesa. Apenas llego hasta mi locker lo abro cuidadosamente para colocar dentro de mi mochila los libros que ocuparé por el día. Estoy resignada a pasar el tiempo para el almuerzo metida en la biblioteca con la finalidad de escapar de las miradas curiosas, de las millones de preguntas y reclamos de Selina y huir de la presencia de Zabdiel.
Todos a mi alrededor van de un lado de otro con demasiada prisa que ni siquiera se dan cuenta de mi presencia, por supuesto que eso no aplica para las fans del equipo de fútbol de la MWC que siguen atentas a cada movimiento que doy, como si fuesen un montón de paparazzi esperando por una buena fotografía comprometedora de algún famoso.
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DIEZ RAZONES PARA NO AMARTE (DRPNA #1)|ZABDIEL DE JESÚS|Terminada.
FanfictionLibro uno: DIEZ RAZONES PARA NO AMARTE. Libro dos: DIEZ RAZONES PARA ESTAR A TU LADO. No choco en las esquinas de los pasillos con chicos guapos con el físico de Dylan O'Brien y con el rostro de Harry Styles. No. Mi enemiga número uno no suele ser...