Nunca te has sentido diferente?
Que no encajas en ningún lado?
Kate si.
Y no solo ella.
También un grupo de chicos del internado Moonstate.
Y cuando ella sea llamada para asistir, tendrá que aprender a comprenderse a ella misma con sus nuevas y pecu...
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Encuentro a Charlie en el comedor, sentado solo.
Hace dos días que me estoy meditando si hablarle o no, si decirle que me gustaría acompáñalo o no.
Me acerco decidida a su mesa, y me siento frente a el. Charlie me mira confundido, y yo simplemente miro a Jane, que viene hacia la mesa.
-Kristen?- me pregunta, esperando.
-Lo de siempre, por favor.
Ella asiente y se va, dejándome sola con Charlie. El aún me mira confundido, y yo clavo la mirada en el.
Cuando Jane vuelve con el licuado de durazno, le sonrió, y me giro hacia Charlie.
-Escucha, Charlie- lo encaró con seriedad, dándole un sorbo a mi licuado-. Desde que entramos a Moonstate, no me has dirigido ni una mirada, jamás me has hablado, ni mostraste el mínimo interés en mi. Ahora, creo que comprenderás mi sorpresa ante tu propuesta de la otra vez, y mi desconcierto al saber...que ahora quieres verme. Podrías, por favor, decirme por qué?
El se queda un rato en silencio, y yo solo espero.
Mira con detenimiento su taza de café, y yo miro el licuado de durazno. Su color naranja es diferente al trasparente amarillento del te de manzanilla, cosa que solo tomo con mi hermano.
Charlie levanta la cabeza, y yo hago lo mismo.
-Lo...lo siento, Kristen. Nunca lo vi de ese modo. Solo creí que tal vez...-el pelo se le eriza, y yo frunzo el ceño-creí que podríamos empezar de nuevo.
Ahora yo me quedo en silencio. No es la respuesta que esperaba. En realidad, no sé que esperaba. Pero no esto. Suena como una mala película de amor. Y ahora yo me arrojaré a sus brazos y le diré que salgamos, y salgamos, y tengamos millones de citas hasta que un día, el me pedirá matrimonio, nos casaremos, tendremos tres bonitos hijos, que serán educados y perfectos, el trabajará en la oficina, y yo seré ama de casa. No lo creo. Esa no será mi historia.
-No es una respuesta convincente- le digo-. Me lo pensaré, pero por ahora la respuesta es no.
Estoy por levantarme de la mesa, cuando escucho un grito. Charlie también lo nota, y ambos nos ponemos de pie.
Es un grito agudo, como de mujer, y viene de arriba. De la habitación de Hayden.
