Nunca te has sentido diferente?
Que no encajas en ningún lado?
Kate si.
Y no solo ella.
También un grupo de chicos del internado Moonstate.
Y cuando ella sea llamada para asistir, tendrá que aprender a comprenderse a ella misma con sus nuevas y pecu...
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-Por qué venimos a comprar a esta ciudad?- preguntó.
Estoy con Leah del lado de afuera de un pintoresco bazar. Luise y Sam están frente a nosotras, revisando unos caros anteojos de sol de marca desde el probador.
-Por qué es discreta y tiene un supermercado- me dijo Luise sin ganas, mientras se probaba un anteojos marca Karima, e inspeccionando su rostro detenidamente frente al espejo.
-Si, pero, por qué justo aquí? Estamos cerca de ciudades más grandes, y...
-Ya te lo dije- Luise deja ese par de anteojos, y le entraba unos marca Rabolini a Sam-. Esta ciudad es muy poco conocida y apenas vive gente por aquí. Para chicos como nosotros, la discreción es importante, y por eso necesitamos ciudades que cumplan estos términos.
Sam se miró frente al espejo, complacida, y se giró hacia nosotras, aún con los anteojos puestos.
-Además, no está tan mal si conoces los lugares bonitos.
Asiento, y veo a Luise probándose unos marca Prüne, y sonriéndole a su reflejo. Ambas amigas se sacan sus respectivos pares de lentes, y caminan hacia la caja con decisión.
Mientras tanto, Leah y yo caminamos hacia dentro, prestando atención a los mostradores y repisas colocadas por el local.
Me acerco a una zona que exibe collares de piedras preciosas, y tomo uno color violeta oscuro.
-Es una Amatista- dice una voz a mis espaldas.
Me sobresaltó y me giro, encontrándome con Luise, que mira atentamente el dije en mi mano.
-Es bonita, aunque yo prefiero los cuarzos- se saco una cadena plateada de debajo de la blusa, revelando una pequeña piedra color rosa blancuzco, y luego la volvió a guardar rápidamente.
-Mmm...creo que llevaré esta- saco el corrar de su gancho con cuidado, y la llevó hacia la caja.
-Como quieras- dice Luise, y me sigue.
Le pago el collar a la empleada de la caja, que parece en verdad aburrida, ansiosa de poder volver la mirada a su teléfono.
Salimos del local para encontrarnos con Leah y Sam.
-Oigan, muero de hambre- nos dice Leah-. Que les parece si juntamos a los demás y vamos a comer algo?
-Mmm...yo creo que pasó. Voy a seguir mirando los negocios- responde Luise.
-Si, yo igual- asiente Sam, y ambas se giran para irse.
-Esta bien, eso nos deja a ti y a mi, Kate- Leah me sonríe con complicidad, y dice-. Tienes hambre?
En realidad, no, pero digo que si solo para no dejar sola a Leah.
Caminamos calle abajo, y entramos en un comedor espacioso y de buen pinta. Nos sentamos en un Meza al fondo, y, mientras Leah ordena, yo me pregunto qué estarán haciendo los demás.