Nunca te has sentido diferente?
Que no encajas en ningún lado?
Kate si.
Y no solo ella.
También un grupo de chicos del internado Moonstate.
Y cuando ella sea llamada para asistir, tendrá que aprender a comprenderse a ella misma con sus nuevas y pecu...
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Unos elegantes autos de los 60 nos esperaban en la puerta de entrada.
-Apurate!- me grito Leah desde la puerta de la habitación.
-Si, ya voy- le respondí.
Salude a Lana con la mano, y ella me devolvió el gesto.
-Mucha suerte- nos dijo antes de que cerrara la puerta.
Abajo, Sam, Miles, Alex, Scarlet, Luise, Kristen, Michael y Ben empezaban a entrar a los autos.
-Dense prisa!- nos dice Madame Deer mientras abría la puerta de uno de los autos.
Corremos hasta uno de ellos y entramos rápidamente, cerrando la puerta a nuestras espaldas.
Dentro del auto al que subimos, se encontraban Scarlet, Alex y Ben. Scarlet gruñó, pero Alex nos sonrío cordialmente, mientras que Ben jugaba entre sus manos con un lápiz.
El viaje fue suelen oído, y yo solo me dispuse a mirar por la ventana. Pasamos por campos repletos de verde y huertos de maíz, decorados de vez en cuando por pequeñas casas de madera esparcidas por los terrenos. El color dorado del sol se reflejaba y pintaban la zona, y le daban un toque mágico y brillante al paisaje.
De a poco, las casas se empezaron a hacer más visibles, formando pequeños pueblos en los alrrededores, hasta que llegamos a la Ciudad. Bueno, en realidad, "Ciudad" es un decir, porque está solamente podía ser llamada así por la abundante cantidad de casitas de colores, y algún que otro negocio escondido por ahí.
Estacionamos frente a un gran supermercado (probablemente el edificio más grande de la zona), y salimos de los autos.
-Muy bien- dijo Madame Deer-, ya saben cómo es esto. Compraremos las cosas para la Casa aquí-señalo el supermercado-, y volveremos dentro de tres horas. Los quiero a todos frente a los autos en ese horario, sin escepciones ni excusas.
-Y si tienen algún problema, Malcom, Carlos y Kevin estarán comiendo ahi- agregó Madame Fox, señalando un pequeño bar al lado del supermercado.
-Alguna duda?- Madame Deer nos miro a todos, expectante, y nadie dijo nada-. Muy bien. Ya pueden irse.
