Capítulo 14

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Hoy seria mi día "libre", la verdad necesitaba un respiro de todo, el trabajo me estaba estresando y la situación con Theo me estaba matando.
No sabia como sentirme, todo era bastante confuso pero aquellas mariposas tan anheladas nunca llegaron, al contrario fue tan incomodo y algo repulsivo, se suponía que estaba enamorada de Theo desde o wou creo que casi siempre pero... Algo dentro de no aceptaba nisiquiera el mas mínimo si, todo era absoluta negación, tenia qué rechazar a Theo y no sabia como.
Se como termina todas estas cosas al final, la amistad nunca vuelve a ser la misma, la incomodidad se hace presente, hasta que la distancia predomina y adiós amistad. Tal vez no estaba del todo segura de mis sentimientos pero lo que si sabia es que no quería perder a Theo y mucho menos de esa manera, pero tampoco podía ilusionarle diciéndole que prometeria pensar en cualquier propuesta que me hiciera cuando sabia qué iba a rechazarlo de todas formas. Si la vida es una completa cubeta de estiércol.

Salí del hotel a caminar un poco, necesitaba despejar la mente, nada de trabajo, nada sobre temas románticos, solo yo, ya era hora de que pensara un poco mas en mi.
Y aunque dijera eso en mi mente no dejaba de llegar el pensamiento de Theo diciéndome que me amaba.

-Maldición, maldita vida.

-¿No eres muy joven como para maldecir la vida?.

Pregunto una mujer mayor a mi lado, yo la observe y sonrei antes de encogerme de hombros.

-No me considero tan joven- respondí- dentro de un par de semanas cumplire los 30.

-De seguro tu esposo te hará una gran cena romántica- comento la mujer.

-No soy casada- respondí.

La mujer me miro detenidamente y sonrió.

-Muy bella para ser soltera- agrego antes de desviar la mirada- la vida a veces suele ser difícil, los problemas cotidianos suelen consumirnos, incluso los problemas ajenos. En ti jovencita me veo a mi solo te dire algo no tengas miedo, superarlo no todos los casos son iguales.

-Anayansi, ¿nos vamos?- pregunto un hombre mayor  mientras se acercaba- buena mañana señorita.

-Solo piénsalo- dijo la mujer antes de levantarse- ¿ya compraste el regalo Matthew?.

-Si, Maddie nos va a matar- contesto el hombre con una risa mientras tomaba su mano.

-Te matara a ti, es mi hija a mi me ama.

El hombre rió mientras miraba con ternura a su esposa. Yo solo observe a aquella pareja de ancianos irse con una enorme alegria, ver aquella escena revivió en mi aquel pequeño sueño que tenia de niña. Recuerdo que jamás pedí un príncipe azul, ni a un héroe, ni mi alma gemela, o mi media naranja, lo que quería era un buen amigo, un amigo con el cual pudiera compartir toda mi vida, quería aquella vida como esas dos personas.

-¿Amairani?- oí preguntar- vaya que sorpresa.

Gire la mirada y observe a Leonard con un pequeño maltes, no pude evitar soltar una pequeña risa mientras miraba a ambos.

-Que lindo perrito tiene.

-Se lo que piensas- dijo mientras me miraba fingiendo molestia.

-¿Así?- pregunté.

-Si que ya no parezco tu amigo si no mas bien tu "amiguismos"- dijo mientras fingía una voz chillona.

No pude evitar soltar la carcajada, jamás había visto a un hombre maduro fingiendo un voz chillonas y menos a un hombre tan "importante" como Leonard, me acerce al perro y rasque sus pequeñas orejitas mientras este movía su colita emocionado.

-Parece que le agradas- comento Leonard.

-Pensé que venderías a negocios "importantes", no a comprarte este adorable maltes.

-Es de mi hermana.

-¿Tienes una hermana?- pregunte mientras me levantaba.

-Si ella a estado muy ocupada con algún proyecto o algo por el estilo.

-Si no es fácil manejar una compañía y menos empresas Hamilton.

-De hecho ella no trabaja con nuestra familia- yo mire a Leonard con extrema confusión- mi hermana nunca a querido depender del dinero de nuestros padres por eso busco trabajo en otra compañía.

-La oveja negra de la familia- dije mientras miraba a Leonard- eso es algo que se requiere de mucho valor. Me sorprende que tengas familia como ella, debe ser una maravillosa mujer.

-Lo es -respondió Leonard- y, ¿estas solo o esperas a alguien?.

-Estoy sola, tanto trabajo me estreso un poco- confesé- además quiero pensar bien ciertos asuntos.

Leonard asintió con la cabeza, supuse de inmediato que se dio la idea de cuales asuntos me preocupaban.

-Sin importar la decisión que tomes siempre estaré contigo- oí decir a Leonard tomándome por sorpresa- puedes contar conmigo, somos amigos después de todo.

-Si, si lo somos.

Vi como Leonard extendió los brazos para abrazarme pero los bajo de inmediato miraba su mano sin parar y finalmente la extendió para que yo la tomara. No pude evitar reír supongo que estaba dudoso aun sobre como tratarme como amiga.
Hice su mano a un lado y lo abrace.

-Esta bien que me abracez, somos amigos- dije entre risas.

Sentí como Leonard me correspondió el abrazo, al separarnos oímos al pequeño maltes ladrar, yo me coloque en agache y comencé a rascar su panza.

-Y tu también pequeñita bola de pelos, eres el mejor amigo del hombre, cuida a este imbécil.

-¿Acabas de llamarme imbécil? - oí preguntar a Leonard.

-Pero fue con cariño, somos amigos después de todo.

Oí la carcajada de Leonard mientras negaba con la cabeza.

-Creo que ya no quiero tu amistad.

-Es una pena, porque esto es sin devoluciones.

-Yo creo que eso es excelente, bueno yo me iré a casa a alimentar al pequeño Tornado.

-¿El perro de tu hermana se llama tornado? - pregunte mientras miraba a la miniatura de perro.

-Un día lo llévate a tu departamento lo dejaré 5 minutos solo y veras el porque de su nombre.

-Tranquilo te creo, confío en tu palabra- dije mientras me levantaba- supongo que nos vemos después.

-Si... Este a ti, digo si no estas ocupada, ¿te gustaría ir a tomar algo?.

-Si porque no, me vendría bien despejar mi mente- dije mientras comenzaba a caminar- ¿y porque tu hermana trabaja en Londres?.

-Mi madre es de aquí.

-Vaya así que tienes doble nacionalidad.

-Si.

-Eso si es genial, yo por parte de mi madre soy sureña.

-No tienes acento de sureña.

-Leonard, no seas racista.

Dije y lo oí reír.

-Eso, eso no fue racismo.

-Si lo fue.

-No, no lo fue.

-La mujer siempre tiene la razón, incluso aunque no sea así.

-Eres extraña.

-Tu eres extraño.

Mejor soltera que mal casada©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora