Parte 22

110 10 0
                                    

—Sí, por los rumores —suspiró _______.

Lay había dejado de acariciarle el pelo y se entretenía ahora de manera ausente con uno de sus pezones.

A _______ se le antojaba surrealista estar tumbada en la cama junto a él, desnuda, bañada por el sudor después de haber hecho el amor.

Surrealista y al mismo tiempo natural.

—Si se enteraran nuestras madres... —se estremeció.

Sería espantoso que sus madres se enteraran de que se habían acostado, pero todavía sería peor que se enteraran de que para ella había sido mucho más que un acto carnal en busca de un placer físico.

—Tienes un cuerpo maravilloso —murmuró Lay.

______ no se tomó el cumplido en serio.

—Eso se lo dirás a todas.

—La verdad es que no.

—Entonces, será porque ellas ya lo saben.

—Eso será porque nunca digo nada que no siento de verdad.

—¿Eso quiere decir que ninguna de ellas tiene buen cuerpo? —bromeó ______.

—Una mujer puede tener un cuerpo maravilloso y no saber utilizarlo...

Sexo y flirteo.

Eso era lo que había entre ellos, la diversión de la que Lay había hablado antes, diversión sin ataduras.
A ______ le había gustado y no quería estropear el momento, así que sonrió.

—Ya, claro.

—¿A ti quién te ha enseñado? —preguntó Lay.

—¿A mí? —contestó ______ sorprendida.

Al instante, comprendió que había hecho el amor dejándose llevar, con confianza.
Aquello no se lo había enseñado nadie.
Era algo que estaba en su esencia, algo intrínseco a ella, y así se lo hizo saber.

—Te diré que no soy la persona que más experiencia tiene en el mundo —admitió sonrojándose.

—Quiero todos los detalles.

—¿Quieres que te diga con cuántos hombres me he acostado? —rió ______.

Lay asintió.

—La verdad es que sólo con uno.

—¿Con quién?

—Bueno, con uno, ¿qué más da? —contestó ______ encogiéndose de hombros y aproximándose a Lay, porque las caricias que le estaba haciendo la estaban volviendo a excitar.

—Seguro que fue con alguien importante para ti.

—¿Por qué?

—Porque tú no te acuestas con cualquiera, así que ese chico debía de significar algo para ti.

—Sí —admitió ______ pensando en Matthew con cariño.

Matthew le había pedido que se casara con él y ella había estado a punto de aceptar, pero se había dado cuenta de que el afecto, la amistad y el buen sexo no eran suficientes para casarse.

Él debía de haberse dado cuenta también porque cuando ______ le dijo que no, se lo tomó con calma y dejaron la relación de mutuo acuerdo.

—Fuimos novios durante un año y medio. Era el hombre más maravilloso del mundo.

—Pero no te pareció suficiente —murmuró Lay apretando los dientes.

¿El hombre más maravilloso del mundo?

En brazos de un italianoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora