Capítulo 13

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Los días pasaron y con ellos nuestra vuelta a casa. Marco y Pamela se habían despedido de nosotros apenados, la segunda más que el primero, pero comprendieron que era hora de volver a casa.

Victoria también había estado, mostrándose amorosa con Bradley y reacia conmigo.

Era de esperar...

-Hogar, dulce hogar. –Respiré el olor de mi casa para ir directamente a sentarme al sillón.         

-Voy a deshacer la maleta.

-No paras quieto, hijo.

-Dios, acabas de parecerte a mi madre. –Lo miré ofendida, pero no por nada. Pamela era una gran mujer, ¿pero por qué me tenía que comparar con ella? O sea, ¿por qué tenía que compararme con alguien? –¿Por qué me miras así?

-Nada, a deshacer la maleta. –Rodé los ojos mientras que él se encogía de hombros antes de quitarse la chaqueta para caminar hacia la habitación. –¿Y eso? –Fruncí el ceño para ir a recoger lo que se le había caído. –¿Brad?

-¿Qué? –Volví a fruncir el ceño al ver a las dos personas que salían en aquella fotografía. –¿Qué es eso?

-S-salió de tu chaqueta...

-¿Ah, si? Debió haber sido mi madre. –Murmuró pensativo mientras que yo no apartaba la vista de la niña y el adolescente que salían en la foto.

El chico tenía una rodilla apoyada en el suelo como si la estuviera tranquilizando mientras que a ella se le notaba llorando.

-Esta foto tiene como... ¿Veinte años?

-Es en el acuario que hay en Seattle. – No pregunté, afirmé.

-Sí, nos llevaron a mi hermana y a mí por su cumpleaños. –Alcé la vista viéndolo sonreír. –Me acuerdo de este momento. Estaba en el pasillo de los tiburones cuando esta niña chocó conmigo llorando. Pensé que se había perdido, pero no, lloraba porque tenía miedo.

-Dios...

-¿Qué pasa? –Le entregué la fotografía para caminar hacia la estantería que había sobre el televisor y coger el único álbum de fotos que había allí. –¿Tú con álbumes familiares? No me lo creo...

Abrí el álbum en busca de la foto que quería ignorándolo.

-Aquí está...

-¿El qué? –Saqué la foto del plastiquito para dársela. –¿Qué diablos?

-Papá tenía una reunión importante en Seattle y decidieron que tanto Armenia como yo fueramos con él. Ese día ella decidió llevarme al acuario para que no me aburriera en el hotel...

-Tiene que ser una broma, Jacielle.

-No, Brad. Yo también estoy sorprendida. –Dije riendo nerviosamente. –¡Mira por donde que casualidad! ¿Quién nos iba a decir que volveríamos a vernos después de eso?

Brad parpadeó unas cuantas veces sentándose en el sillón para mirar de nuevo las fotos.

-Es increíble...

-Lo es. –Sonreí sentándome a su lado para acariciar su brazo. –Me había escapado de Armenia para ir a ver los tiburones, pero cuando llegué me asusté tanto que lo único que hice fue salir corriendo.

-¿Te acuerdas de ello?

-Sí, pero no especialmente de haberme chocado.

-Pero sin embargo, aquí estás. –Asentí mirando las dos fotografías en las que ambas salía con la misma ropa y el mismo peinado. –¿Cómo diablos sabía mi madre que esta niña eras tú?

WANDA, Más Allá Del AmorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora