Capítulo 22

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-Pero mira que lindura. –Dije sabiendo que nadie me respondería sin apartar la vista de mi móvil.

Seguí pasando las fotos de Instagram sin dejar de sonreír.

Miraba la cuenta de una pareja que hacía poquito habían tenido un bebé y el niño era adorable.

De repente, la pantalla cambió y el nombre de Bradley salió en ella.

-¿Qué?

-Yo también me alegro de oírte, querida novia.

-Es que acabas de interrumpirme de muy malas maneras.

-Seguro que no hacías nada importante...

-¡Todo lo que yo hago es importante! –Me quejé ofendida. –Hasta la cosa más insignificante es importante.

-Si tú lo dices...

-Si me llamaste solo para eso, ya puedes colgar.

-Oye, estás de mal humor hoy, ¿o qué?

-Tú me pusiste de mal humor.

-Claro, ahora la culpa es mía...

-Por supuesto. –Suspiró.

-Voy a colgar, no tengo ganas de discutir.

-Genial. –Dije antes de colgar inmediatamente.

Encima que me llamaba solo para molestar se quejaba. ¡JA!

El intercomunicador comenzó a sonar haciéndome resoplar.

-¿Qué?

-El señor McLister quiere verla en su despacho.

-¿Ahora?

-Sí, señorita. –Colgué guardando mi móvil para salir de mi despacho y dirigirme directamente al de mi padre sin ni siquiera mirar a Liza al salir.

Después de que le había echado el ojo a mi hombre, le había hecho cruz y raya.

Saludé a la secretaria de papá antes de ir a tocar en su puerta para que me respondiera con un "adelante".

-Buenos días, hija.

-¿Qué pasa?

-¿Por qué no te sientas? ¿Cómo estás? ¿Cómo está el bebé?

-Pues igual que ayer. –Respondí sentándome frente a él. –¿Para eso era?

-No, quería proponerte algo...

-¿El qué?

-¿Por qué no sales de vacaciones hasta que el bebé nazca?

-¿Qué? –Comencé a reír a carcajadas. –Es broma, ¿no?

-No... –Dejé de reír cruzándome de brazos.

-¿Y que se supone que deba hacer? ¿Quedarme en mi casa amargada sin salir? ¡Que estoy embarazada, no invalida!

-Lo sé, hija. Pero los problemas que tengas aquí afectarán al bebé también.

-Aquí no hay ningún problema.

-Pero no quiero arriesgar.

-A veces en la vida es mejor arriesgar todo que nada.

-Pero tampoco tanto, hija... –Volvió a decir haciéndome rodar los ojos.

WANDA, Más Allá Del AmorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora