Capítulo 25

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Dos días después ya me estaban dando el alta para volver a casa.

En principio quise irme a casa de mi padre para refugiarme en mi antigua habitación como cuando era pequeña, pero Amber insistió en que lo mejor sería que me fuera a mi casa con Brad y el bebé, por lo que aquí estaba, sentada en los asientos traseros del coche junto al maxi-cosi en el que se encontraba Wanda durmiendo.

Había evitado mirarla todo el camino, pero se me había hecho casi imposible. Parecía toda una muñequita de porcelana con ese color de pelo tan cobrizo como el mío. También le habían puesto dos pendientes en forma de flor con un pequeño diamante en el medio, pendientes que a mí también me había regalado Bradley hacía unos cuantos meses atrás.

Papá me había dicho que era una auténtica copia mía. Que solo hacia falta comparar mis fotos de bebé con ella para saber que él llevaba la razón, pero hoy día podía dársela. La había estado mirando tanto que no me hacía falta mirar una foto para saber que era verdad a pesar de que aún no le había visto los ojos.

Alcé la cabeza al darme cuenta que el coche se había detenido para encontrarme con la mirada de Brad por el espejo retrovisor.

Bradley...

Nuestra relación se había enfriado tanto que esa era una de las principales causas por las que lloraba a cada rato.

No habíamos vuelto a hablar después del parto, y si lo hacíamos, simplemente era para discutir sobre el bebé. 

No hubo ni un agradecimiento, un lo siento o un te quiero por su parte. No me entendía y tampoco creía que quisiera entenderme.

Fue el primero en quitar la mirada para bajarse del coche e ir por la puerta del bebé para hacer lo mismo con ella. Yo los imité y también me bajé del coche cogiendo el bolso con mis cosas y las del bebé.

-Dame eso, Jacie.

-Yo puedo con él...

-No voy a discutir en la calle, así que por favor, dame el bolso. –Suspiré entregándole el bolso antes de caminar hacia el edificio.

El doctor me había dicho que no hiciera esfuerzos ni cogiera cosas pesadas por los puntos, pero un bolso no pesaba tanto, ¿no?

El ascensor llegó y pronto subimos a nuestro ático siendo yo quien abriera la puerta.

En otras circunstancias estaba segura que Mackenzie hubiera estado encantada de prepararme una fiesta de bienvenida a casa, pero viendo como estaban las cosas, el patio no estaba para fiestas.

-Dejaré a la niña en la cuna e iré a comprar la leche antes de que despierte.

-Está bien... –Murmuré notando mis ojos empañarse.

¿Veis como solo me hablaba por el bebé?

Me senté en el sillón mirando a la nada para esperar a que él saliera con la cartera en la mano para dirigirse a la puerta.

-Intentaré llegar antes de que despierte. Llámame si pasa algo. – Asentí vagamente con la cabeza antes de que saliera de casa dejándome totalmente destrozada.

¿Seria así siempre a partir de ahora?

De pronto, un leve llanto comenzó a oírse en toda la casa haciéndome brincar.

Me puse de pie automáticamente para caminar hacia mi habitación donde se encontraba la cuna que Bradley había querido poner a un lado para atenderla mejor, cosa que a mí no me había gustado en un principio, pero bueno...

WANDA, Más Allá Del AmorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora