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Willy;

Me harté de tus escenitas de celos, ¡tú y yo no somos nada leches! Además de que te tiene que importar menos que una mierda mi vida. MI VIDA, NO LA TUYA. Cómprate una vida, tengo una novia preciosa que me quiere y yo también a ella, si quieres, búscate una, pero lee esto con atención.

¡DÉJAME EN PAZ! ¡YA NO ME ENVÍES MÁS NOTAS PESAO'!

-Samuel.

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Su corazón se rompió pedazo a pedazo, arrugando la nota de Samuel, junto con la nueva que iba a poner, disculpándose, incluso tenía un pequeño dulce de los favoritos de Samuel, la había decorado con un sobre morado con diseños de unicornios en relieve, quería en serio que lo perdonase, pero todo eso se fué  a la basura.

Caminó hasta su lugar secreto a paso arrastrado, las lágrimas salían de su rostro a mares, se sentía la peor persona y del mundo por atacar a Silvia, aunque se lo merecía, a Samuel le gustaba ella y él por tener la ilusión de que él estaba celoso por Frank, arriesgó todo y todo lo perdió.

Había jodido todo.

Mientras caminaba a su lugar secreto, lugar que era un enorme roble viejo y solo en la parte de atrás del colegio, con un juego abandonado para niños, una especie de "casa del árbol" que ya no era usado por lo feo que estaba, eso y que ya los niños tenían su propio patio y de este lugar desconocían todos menos Guillermo o eso creía. Subió a su refugio y encontró una silueta con los ojos llorosos.

Samuel estaba llorando también en ese lugar al que Guillermo le daba paz. A él también le daba paz.

-¿Cómo me encontraste?- preguntó Samuel limpiando sus ojos.

-Tengo un don para hacerlo.- sonrió Guillermo mientras entraba al juego infantil de madera, sus pies hacían crujir la madera. Afuera se avecinaba una especie de llovizna.

-Hola.- se incorporó  Samuel, mirando sus ojos también llorosos.-¿También un mal día?- preguntó sonriendo falsamente.

-Algo así.- rió por lo bajo, Samuel fué la razón de su mal día.

-¿Corazón roto?- preguntaron al unisono, ambos rieron. -¿Confirmamos?- nuevamente coincidencia. -Confirmamos.- y otra vez, se miraron durante unos segundos y sonrieron.

-Ven aquí, anda.- le señaló a su lado con la cabeza, Guille fué con una sonrisa. -El amor apesta.- susurró mientras las gotas de agua se colaban por las ventanas de la casita del árbol.

-La vida es demasiado corta para enamorarse.- Samuel lo miró, aquellas palabras eran muy de Willy, a Guillermo ya no le importaba nada.

-También para esperar a que alguien que valga la pena se fije en nosotros.- Coincidió con él, refiriéndose a que ese día se había dado cuenta de que lo que le dijo Willy era verdad, Silvia lo engañaba y él había jodido todo también.

-Aveces hay que valorar lo que tenemos.- dijo Guille. -Yo no pude.- le dijo, el sonido de la lluvia impidió el eco.

-Yo tampoco, somos un asco en esto.- ambos rieron.

Y la tormenta que había afuera no se comparaba con la que tenían en el corazón.

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life is too short to wait; wigetta.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora