El Destino Del Lirio

35 1 222
                                    

El hogar de los Montagne era una pequeña casa de piedra de dos pisos más el desván, en el cual se apilaban muebles viejos, recuerdos y madera para la chimenea. En el piso inferior estaba lo que se podía considerar un salón-comedor. Una mesa de madera con nueve sillas se encontraba en el centro de la habitación. Cada silla era de un miembro de la familia, como mostraba el nombre tallado en el respaldo. Las de Bernadette y Edmond continuaban ahí, demostrando que eran parte de la familia. Años antes, había una silla más, perteneciente a la abuela materna de los niños, mas tras la muerte de esta y el año de duelo, se envió al desván, donde se apilaban las sillas de varias generaciones. Faltaban algunas, sin embargo.

Nunca hablaban del tema, pero la silla de Robert Chastain, su tío, había sido quemada tiempo atrás. El hombre se había enamorado de una prostituta salida de no se sabía dónde, y cuando se vio forzado por su familia a huir con ella, destrozaron toda prueba de su existencia. Lilou apenas tendría seis años por aquel entonces, pero aún recordaba a ese hombre bueno que la cuidaba y defendía de su padre. También recordaba ver el mueble arder y el miedo a que le sucediera algún día lo mismo, el miedo a ser expulsada de su familia.

Junto a la chimenea había un viejo sofá perteneciente a su padre y dos mecedoras, la de su madre y la que había sido de su hermana mayor y ahora era suya. El resto de hermanos se sentaban en el suelo sobre mantas y cojines o en las sillas que movían, a excepción de Jacqueline, que se turnaba entre el regazo de su madre y el de su hermana. Una pequeña puerta llevaba a donde estaban la cocina y la despensa, y unas escaleras de madera te permitían subir al piso de arriba, donde había tres habitaciones: la de sus padres, la de los muchachos y la de las niñas.

Cuando Lilou atravesó la puerta, lo primero que vio fue a su madre sentada en la mecedora con su padre detrás, quien mantenía las manos sobre los hombros de la mujer. Ambos miraban al sillón. Lilianne no veía quién se sentaba ahí, pero ha sabiendas que el único que podía ser estaba de pie en esos momentos, se preocupó. Sucedía algo inusual.

—¿Ya has traído a tu hermana? Bien—aprobó monsieur Montagne cuando vio a sus hijos—. Ve ahora a buscar a Astin Lavoie. Sus padres quieren hablar con ella—le ordenó a Philippe.

—Acabo de venir de ahí—comenzó a quejarse el chico, pero una mirada de su padre le hizo callar.

Cuando iba a marcharse, notó la presión en su mano crecer. Su hermana apretaba el agarre, mirándole con ojos suplicantes, pidiéndole en silencio que no la abandonara. Del mismo modo, sin emitir sonido, él se disculpó. Ya le había llevado la contraria a padre una vez, trató de decirle con los ojos, no podía arriesgarse de nuevo. Lilianne lo comprendió; estaban tan acostumbrados a vivir así, con miedo, evitando hacer ruido alguno, que todos los hermanos habían desarrollado la capacidad de comunicarse por medio de miradas, incluso la pequeña Jacqueline. Y así, Philippe abandonó el lugar dejando a su aterrada hermana sola ante aquel al que más temía.

—¿Es ella?

Una voz desconocida habló desde el sillón. De él se levantó un anciano hombre, bastante bajito, a decir verdad. De haber estado Maximilien presente, habría podido identificarle como al hombre que les observaba en la plaza. Era bastante mayor, bien entrado en los sesenta, tan gordo que parecía haber sido embutido en el elegante traje negro con filigranas doradas de mediados del siglo pasado. Su estilo estaba pasado de moda, pero era obvio que tenía dinero, tan obvio como que debajo de la empolvada peluca blanca que llevaba no tenía ni un pelo. Su cara era tan gorda como el resto de su persona; unos labios rojos y gruesos como gusanos y unos maliciosos ojitos negros firmaban el cuadro. Parecía un cuervo obeso y desplumado. Su aspecto era tal, que Lilianne se habría echado a reír de no ser porque el horrendo hombrecillo le observaba fijamente a ella.

El Lirio Y La EstrellaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora