Y Vivieron Felices Para Siempre

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Estaban en el claro cuando Sébastien apareció.

—¡Lilou!—exclamó feliz el joven al ver a su hermana, a quien abrazó con fuerza.

—¿Cómo has llegado tú hasta aquí? ¿Cómo nos has encontrado?—preguntó Astin con molestia—. Se suponía que nadie más que nosotras conocía este sitio. Bueno, a parte de Bernie y Ed.

A sabiendas de que Astin y Sébastien no congeniaban del todo y que la respuesta a sus preguntas iba a molestar a su amiga, fue Lilianne quien contestó:

—Yo le enseñé este sitio una vez hace mucho tiempo, cuando éramos niños—le excusó—. Lo siento, debería habértelo contado, pero sé que consideras que esto es nuestro, y no quería que te enfadaras. Además—continuó—, solo viene cuando las cosas con padre están realmente mal y necesita esconderse de él. Sabes que tiene por costumbre pagarlo todo con Sébastien.

—Y cuando no lo encuentra lo paga contigo—rezongó la otra—. Encima, si solo viene entonces, se debe pasar la vida aquí.

—Astin...—suplicó Lilou—. Me voy mañana. Por favor, no pasemos el tiempo que nos queda juntas peleando.

Con un suspiro, Astin se rindió:

—Vale. Puede venir cuando le apetezca. Al menos así alguien aprovechara el lugar una vez nos hayamos ido—claudicó—. En cualquier caso, ¿a qué has venido?

—Padre y madre quieren que vuelvas—explicó el chico dirigiéndose a su hermana—. Mañana te irás temprano y quieren que estés en casa para organizarlo todo. —A continuación, añadió—: Padre nos ha dicho que si no te encontramos, tendremos problemas. Están todos recorriéndose el pueblo y la linde del bosque, incluso Jackie.

Ante esta noticia, Lilou asintió apesadumbrada:

—Ha llegado la hora de separarnos, ma sœur—se despidió abrazando a la otra.

—Iré mañana a decirte adiós antes de que te vayas—le prometió Astin sin separarse del abrazo.

Tras esto, ambos hermanos se alejaron en dirección al pueblo.

—Sabes que puedes contarme lo que está pasando, ¿verdad, Lilou?—le preguntó el chico.

—Lo sé, Bastien, lo sé. Pero créeme que es mejor así—negó ella. Tras unos segundos en silencio, volvió a hablar—: ¿Tú también sabes que puedes contarme lo que sea? Por ejemplo, con quién vas al claro. —Ante la mirada sorprendida de su hermano, sonrió—: Es obvio que las flores no llegan solas a tu cabeza. Tranquilo, no te pido que me lo cuentes—le calmó—, solo quiero que sepas que te apoyo en lo que sea.

Tras esto, continuaron caminando en silencio; Sébastien parecía darle vueltas a lo que su hermana le había dicho. Al llegar a casa, Lilianne subió las escaleras con su madre mientras el otro salía de nuevo a buscar al resto de sus hermanos. Madre e hija se dedicaron a organizar todas las pertenencias de la joven. Como sabían que con el burgués no necesitaría demasiados bienes, la gran mayoría de sus pertenencias se guardaron para cuando Jacqueline creciera. Al final, decidieron que lo único que Lilou llevaría consigo sería la bolsa donde guardaba los ingredientes para hacer medicamentos, regalo de cuando cumplió diez años. Era un zurrón de cuero curtido de buen tamaño. A parte de los utensilios propios de su profesión, Lilou añadió a la bolsa pequeños recuerdos: un muñeco de palitos que le había hecho Philippe cuando eran niños, flores que Sébastien había secado para ella, dibujos de Maximilien y Jacqueline, una bonita y redonda piedra que había cogido del fondo del lago el día en que aprendió a nadar...

La cena fue ruidosa y animada. Los cuatro hermanos peleaban para sentarse junto a la mayor, por lograr su atención, por hablar con ella. Los padres les dejaron. Por una vez, Mortimer Montagne no fue capaz de aplacar su emoción. Tras esto, se juntaron como siempre junto a la lumbre, mas en esta ocasión, una vez el matrimonio subió a acostarse, permitió a sus hijos quedarse por más tiempo, a excepción de Jackie, que al ser aún muy pequeña fue enviada a la cama mientras aseguraba entre bostezos que ella no estaba cansada. El resto se quedó charlando, recordando viejas historias, riendo y, a veces, llorando ante la idea de la separación. Pasaron juntos varias horas, hasta que Max empezó a bostezar.

El Lirio Y La EstrellaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora