Capítulo 19: "No conozco a mi hermano"

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Isaac

El cuerpo de Oliver se tensa al escucharme hablar, y me apresuro a liberarlo del agarre con delicadeza. Mi hermano se da media vuelta, y tengo que morderme los cachetes para no derrumbarme ahí mismo cuando veo la cantidad de heridas y la cantidad alarmante de sangre que brota de su magullado rostro.

Tiene un corte profundo en el labio inferior, del que brota sangre de a montones. También tiene otro en la ceja, y uno de sus ojos, el izquierdo, tiene el párpado caído lo que me da la impresión que lo han golpeado directamente allí y está empezando a hincharse y tornarse de un color morado por la sangre acumulada bajo su piel. Tampoco paso por desapercibido otro corte, más bien es una especie de rasguño profundo en su pómulo izquierdo. La sangre gotea de cada herida, y tengo que apartar mi vista para no echarme a vomitar. Detesto la sangre, me dan nauseas. Y ahora todo lo que me rodea está impregnado en sangre, no sé cómo demonios no me he desmayado. 

Paso mis ojos por la cocina, observando cómo la gente curiosa nos mira a mí y a mi hermano. Están en silencio, algunos tienen sus celulares captando todo y no me sorprendería ver un video en alguna red social mañana e incluso hoy mismo, aunque supongo que ya no será ningún secreto; media universidad está aquí.

Miro a Mia, quien tiene la mirada clavada y perdida en Oliver. Sus ojos no sueltan lágrimas, pero están hinchados, y sus mejillas están tornadas de un rojo pálido, mientras que el resto de su rostro está blanco como la nieve. Noto cómo se abraza a sí misma, como si hacerlo fuera reconfortante para ella, porque cada que Oliver se mueve, ella se aferra a sí misma con más fuerza. No tengo ni idea de qué pasó entre ellos, estoy bastante seguro que mi hermano no me ha contado todo y me pregunto si la vaguedad que llegó a decirme haya sido verdad o si simplemente lo inventó para que dejara de fastidiarlo. No me sorprendería, de hecho.

Mis ojos se vuelven hacia Mike; está sosteniéndose de la encimera de madera de la cocina y tiene puesta una mano en su costilla, supongo que Oliver llegó a golpearlo allí. Su rostro también está magullado, y la sangre brota incluso más por sus heridas que las de mi hermano, pero no parece estar ni tener la mirada perdida. Solo está ahí recostado respirando pesadamente, con la cabeza gacha. El chico nunca me cayó bien para ser sinceros, pero no puedo evitar sentirme mal al verlo tan herido y desgastado.

Volteo la mirada hacia mi problemático hermano de nuevo, que parece estar asustado y desorientado, como si no supiera dónde está ni qué rayos sucede a su alrededor. Su estado me preocupa; cuando lo tenía agarrado pude notar una herida en la parte trasera de su cabeza; la sangre caía en gotitas hacia su camisa y mojaba su claro cabello castaño lleno de hondas.

Estoy furioso con él por meterse en una maldita pelea, con Mia por siquiera permitir que todo llegara tan lejos, y conmigo mismo por no convencer a Oliver de que me trajera. No era como si yo quisiese venir, pero estos últimos días mi hermano ha estado insoportable y bastante decaído, y me pareció muy extraño que de un momento a otro decidiera ir a una fiesta con ese tal Nolan, cuando sé que Oliver detesta las fiestas. Mi instinto sobreprotector me decía que viniera con él y estuviera pegado como sanguijuela para que no cometiera alguna locura; solo quería cuidarlo, pero decidí no hacerlo porque tampoco quería fastidiarlo, y suficiente tengo con su amargura habitual.

Supongo que debería hacerles caso a mis instintos más seguido.

Mia fue quien me llamó mientras estaba en mi habitación leyendo un rato. Su llamada me pareció extraña, hacía días dejó de intentar comunicarse conmigo para que le diera información sobre Oliver, así que supuse que ese era el motivo. No quería tener que rechazarla de nuevo ni pedirle que dejara de llamar por órdenes del cabrón de Oliver, pero cuando empezó a gritarme por ayuda mientras lloraba supe que algo estaba mal. Intenté calmarla para que me explicara qué demonios ocurría, pero ella solo lloraba y balbuceaba las palabras atropelladas. Escuché gritos y música alta y supuse que estaría en una fiesta. Cuando logró articular las palabras y decirme que Oliver estaba metido en una pelea, salí corriendo de casa. Ni siquiera me molesté en cambiarme de ropa. Tomé prestado el coche de Olivia y salí en busca de mi hermano, asustado por él.

In the fallDonde viven las historias. Descúbrelo ahora