Capítulo 27: "SOMEBODY ELSE"

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Olivia

Al aparcar mi auto fuera de casa lo primero que hago es bajarme rápidamente de él y correr hacia el porche en un intento desesperado de librarme del incómodo y molestoso silencio que se albergaba entre los dos. No puedo negar que mi corazón late y late, velozmente bajo mi pecho intentando escapar para tomarse un respiro de todo lo que está pasando en mi vida ahora mismo. ¿Cómo es que estoy consintiendo esto? No he podido dejar de repetirme esa pregunta miles de veces mientras conducía, con los nervios consumiendo cada centímetro de mi piel.

-Olivia, espera – escucho su voz detrás de mí mientras mis dedos temblorosos intentan abrir la puerta metiendo las llaves en la cerradura.

No me vuelvo, pero todos los vellos de mi cuerpo se erizan al sentirlo a menos de un metro de distancia de mí. Me aterra pensar que todo mi organismo aún sigue reaccionando a él de esta manera tan abrumadora.

Logro abrir la puerta de un tirón, con desesperación. El olor a detergente y a limpio invade mis fosas nasales una vez adentro, haciéndome caer en cuenta que las ayudantes de limpieza han estado aquí. Debo tener mensajes de Jen, la mujer "líder" del grupo de limpieza, pero en mi estado de desconcentración no me he molestado en chequear mi celular desde hace un buen rato.

Una parte de mí quiere terminar con esto lo más rápido posible, y otra – no muy racional –, quiere tomarse el tiempo necesario para pasar el resto del día con este chico de rosto angelical con corazón de demonio.

-Ya estamos en mi casa, ahora dime, ¿qué es lo que quieres? – pregunto cruzándome de brazos en medio del umbral.

Eric frunce el ceño a la vez que cierra la puerta detrás de él con la mano, delicadamente. No emite ni un solo sonido al cerrarse.

Otra vez el silencio consumidor se palpa en el ambiente, y me lleno de estrés. Con las uñas de mis dedos, arranco los cueritos de mis labios mientras observo con detenimiento a mi exnovio parado a solo un metro y medio de mí. Siento el tirón en mi labio inferior, brindándome una extraña tranquilidad ya muy conocida. No tardo mucho en sentir el sabor metálico y asqueroso de la sangre en mi boca.

Eric no parece importarle que me esté lastimando los labios delante de él.

-Vale, pues, ¿nos quedaremos aquí parados? ¿Qué pasa si alguien entra? – pregunta él, metiendo sus manos en los bolsillos delanteros de su jean.

Me dejo de molestar la boca para responderle.

- ¿Acaso quién va a entrar? – siento los labios arder como una llaga en carne viva, obligándome a pasar la lengua por ellos.

La piel áspera de estos me molesta la lengua.

-Bueno... ¿no vives con dos tipos?

Lo miro frunciendo el ceño, completamente confundida ante eso. ¿Cómo lo sabe?

- ¿Por qué dices eso? – mi voz suena apagada y ronca.

Eric se remueve incómodo en su sitio.

-Ayer me abrió la puerta un chico castaño cuando vine, iba en pijama y descamisado, asumo que vive aquí.

Algo en mi cerebro se activa, como una especie de alarma. Eric no es tan inteligente ni astuto como para resolver eso, así como así solo por ver a Oliver abriéndole la puerta. Y, ¿por qué dice dos tipos? Si solo ha visto a Oliver.

-Acabas de decir dos tipos, ¿qué te hace pensar que vivo con chicos si solo has visto a uno? – mi tono de interrogación no parece gustarle mucho.

In the fallDonde viven las historias. Descúbrelo ahora