Capítulo 34: "Consecuencias"

23 2 0
                                    

Isaac

Ya no hay vuelta atrás; no importa cuánto me arrepienta por haber abierto la puta boca, sé que no hay manera en la que pueda hacer que las agujas del reloj giren en dirección contraria. Ella lo sabe ahora, y las consecuencias de mi maldita falta de autocontrol no tardan en hacer presencia cuando ella simplemente se levanta de la cama y echa a correr hacia el cuarto de baño, encerrándose en él.

No debería sorprenderme tanto como lo hace, pero debo admitir que una parte de mí tenía la esperanza de que ella me correspondiera. Hace menos de cinco minutos estaba convencido de que yo también le gustaba: su llanto por no querer que me fuera, su manera de retenerme... todo parecía encajar también si lo juntaba con su comportamiento de anoche; a pesar de no haberle creído a Oliver cuando me lo dijo.

Estaba tan seguro de sus sentimientos que no me contuve a expresarle los míos..., solo que no salió como esperaba.

Olivia sigue encerrada en el baño, pero puedo escuchar cómo sorbe por la nariz y solloza a pesar de tener abierta la llave del lavamanos.

Tomo aire profundamente, intentando llenar así sea una parte de mí, y me acerco a la puerta del cuarto del baño.

-Debo irme, Olivia – alzo la voz.

Me quedo unos diez segundos más esperando una respuesta, pero nunca llega.

Suspiro con pesar conteniendo las ganas de echarme a llorar, y salgo de su habitación.

No la culpo, yo también hubiera reaccionado de aquella manera si me dijeran que han estado enamorado de mí desde hace más de ocho años. Sobretodo si no siento lo mismo.

Entro a mi habitación con el corazón en un puño y lo primero que hago es buscar mi celular; debo llamar a Harriet. Me detengo cuando noto las sábanas desparramadas por el suelo, y entonces los recuerdos de anoche me llenan.

La piel me arde y la impotencia me quema el corazón. Soy un puto imbécil.

Intento deshacerme de ellos, pero de mi mente no se va la imagen de su cuerpo desnudo tocando el mío, y yo tocando el suyo. Maldita sea, ¿cómo es que llegamos a ese punto?, ¿cómo pude permitir que las cosas se salieran tanto de control?  Sentir su suave piel en mis dedos ha sido alucinante; nunca en mi vida había experimentado algo así. Con Harriet me excitaba, pero con Olivia sobrepasaba los límites. Era como si las descargas eléctricas no dejaran de recorrer mi cuerpo en ningún momento. Es perfecta, y la manera en como mis manos se moldeaban a su cuerpo hace que todo sea aún más increíble. Dios..., ¿cómo demonios voy a poder superarlo?

No me puedo resistir a ella; lo supe cuando me arrinconó y comenzó a seducirme. Mis intenciones eran despedirme y quedar en buenos términos, pero con solo un toque ya me tenía a su merced. Y no pude evitarlo. Sigo sin creerme que estuve a punto de besarla allí, y si no hubiera sido por lo que pasaba por su mente, lo habría hecho. Sin dudas.

Me enfadó que pensara en eso luego de haber estado enrollándose con otro tipo, y estaba dispuesto a huir sin siquiera darle más explicaciones; sin embargo, cuando me suplicó que no lo hiciera, mi lado racional pasó a un segundo plano. Estaba seguro de que me quería como yo a ella. Resulta que no.

Aparto de un tirón las sábanas que sé que aun huelen a ella y busco mi celular. Lo encuentro sobre la mesita de noche y marco el número de Harriet. Se tarda dos llamadas más en contestar.

- ¿Hola?

Ignoro su tono de recelo.

-Sí, oye, ¿crees que podría ir a tu casa ahora? Necesitamos hablar.

In the fallDonde viven las historias. Descúbrelo ahora