Capítulo 30: "Tengo que alejarme"

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Isaac

Los veo besándose en la entrada de la puerta e irse tomados de las manos, con ella pegándose a él como un chicle, como si su vida dependiese de ello. Me tortura por dentro, me quema cada milímetro de piel. Si no fuese porque tengo compañía, estuviera dándole puñetazos a lo primero que se me atravesara, solo para escapar de la aflicción y la furia ardiente que se aglomera en mi pecho. No soy violento, pero esta semana he estado tan destrozado que es lo único que se me ocurre para hacer disminuir el tormento y el sufrimiento que me causa todo esto. No sé qué más hacer, demonios.

Saber que ha vuelto con el estúpido de su exnovio me ha quitado las ganas de absolutamente todo con ella; no puedo ni mirarla a los ojos ni pasar más de unos minutos cerca porque siento que diré alguna estupidez que acabará con la amistad que supuestamente tenemos. Ahora creo que el verbo adecuado para usar sería teníamos.

Me he mantenido lejano a su presencia porque no quiero sentir el corazón volviéndose un demente de primera con una sola mirada de su parte. Sus preciosos ojos me acechan por las noches, su voz, tan diferente a las demás, perturban e irrumpen mis sueños. Maldita sea, me he enamorado completamente de ella, y ya no sé qué hacer al respecto.

Para ser sinceros, la intención que tenía de alejarme era para hacer desaparecer mis fuertes sentimientos, pero conforme pasaban los días y se metía en mi mente cada segundo del día, más me daba cuenta que había perdido totalmente los sentidos por ella. Ya no puedo ocultarlo más, ya no solo me gusta, ya es algo mucho más serio que ello.

Por eso es que me siento tan roto.

No verla ni pasar tiempo juntos ha sido duro, pero lo que más me ha perturbado ha sido haber escuchado sus gritos provenientes de su habitación cuando creía que no había nadie en casa. La primera vez que los escuché pensé que tal vez me lo estaba imaginando todo. Pero conforme pasaba el tiempo, más me daba cuenta de que eran reales, y que era ella, eufórica con su novio. Tuve que largarme de la casa para evitar seguir escuchándola en su intimidad, pero a pesar de haberme ido, no pude. A mi mente se vinieron los sonidos que emitía y estuve a punto de vomitar cuando volví a casa a eso de un par de horas después. Esa noche no pude evitar soltar lágrimas, porque sabía que toda posibilidad de estar con ella se había ido al traste.

Me culpo más a mí que a Olivia. Yo le dije que nunca me gustaría, le mentí en la cara, solo por sentir miedo al rechazo. Pero ahora que inesperadamente ha decidido volver con su exnovio, me repito a mí mismo que ha sido la mejor decisión. Me evité un rechazo, a pesar de que ahora mismo siento un dolor aún más grande del que pude haber sentido si lo hubiese hecho.

Caí en la cuenta ese día que los vi manoseándose en la entrada de su habitación que ella ha estado enamorada de él todo este tiempo, y que, de alguna manera, intentaba olvidarse de él conmigo. No soy ningún idiota. Lo entendí todo luego de haber pasado noches pensando en ello, recordando cada minuto que pasamos juntos. La forma en cómo se la pasaba pegada a mí, cómo evadía hablar de su novio conmigo, cómo se puso cuando lo vio en el McDonald's, cómo se comportó conmigo después de aquello... todo era tan obvio y yo, por estar enloqueciéndome por ella, no lo veía.

Hace un par de días entré en razón: solo estaba usándome para dejarlo a él atrás, y eso duele más que un rechazo.

- ¿Estás bien? – escucho a Harriet hablar, y me vuelvo hacia ella, apartando la mirada de la entrada con la ridícula esperanza de verla entrar de nuevo por la puerta, solo para admirarla una vez más.

Sabía que estaba en casa; la escuché riéndose con aquel chico hace ya un par de horas cuando llegué de la universidad, pero aun así me sorprendió encontrármela en el umbral de la entrada vestida como si fuese a salir a alguna fiesta. Pensé que se quedaría a pasar la noche con el chico, como hizo una vez.

In the fallDonde viven las historias. Descúbrelo ahora