Olivia
Me despierto por la débil luz que atraviesa el ventanal y azota mi cara, molestándome los ojos. Al principio no comprendo dónde me encuentro, pero una vez logro abrir por completo mis ojos – sin que la cabeza me duela al hacerlo – caigo en la cuenta de que estoy en la habitación de Isaac; y es cuando los recuerdos invaden y nublan mi mente.
Sus dedos recorriéndome la piel, tocándome... Su boca atrapando mis pezones y las caricias tan delicadas que me volvían loca. Sigo sin poder creerme que hayamos compartido algo tan íntimo y puro, y que luego de un mes de estar viviendo juntos, las cosas entre nosotros hayan llegado a este punto. Me siento tan feliz, tan completa... que solo quiero dejar atrás todo el dolor que antes sentía y darme la oportunidad de estar con él; por cómo se comportó conmigo anoche y las cosas que hicimos, sé que él también siente lo mismo que yo.
Muevo los ojos de un lado a otro, recorriendo la habitación, y con las manos toco el colchón sobre el que estoy acostada, buscándolo en la cama, pero no logro dar con él; asumo que ha ido a la cocina a preparar el desayuno o quizás el almuerzo, no tengo ni idea de qué hora es.
Un leve viento helado proveniente del ventanal me hace erizar la piel y caigo en cuenta de que sigo desnuda, con solo mis panties puestos. ¿Dormimos juntos? ¿Nos abrazamos? No lo recuerdo; me quedé dormida una vez él entró a la ducha. La picazón en mis labios me pone ansiosa; quiero besarlo. ¿Cómo es que luego de tocarnos no hayamos compartido ni un solo beso? Creo que eso lo ha hecho aún más especial. No necesitábamos besarnos para conectarnos entre nosotros; y mi corazón brinca a la cuerda al pensar en ello.
Decido esperarlo, sin ropa, solo con el sobrecama blanco acolchado cubriéndome el cuerpo y acurrucándome en su cama. Me quedo viendo el techo, pensando en lo que le diré. Me gustas. Eso suena demasiado corto a la hora de expresar lo que siento por él. Sé que no estoy enamorada, no puedo estarlo, pero sí sé que me encanta tanto que me vuelve loca y hace mi juicio nublarse. Mis sentimientos son fuertes, y desearía que nunca se fueran. Esta es la clase de sentimiento que he querido sentir desde que Eric me dejó. Es como un espiral de emociones que logran llenar cada fibra de mi ser, y que he anhelado hacer desde que volví con Eric.
Eric... Tengo que terminar con él. Después de esto, sé que no puedo seguir siendo lo que sea que somos. Él no me hace sentir como Isaac: no me da seguridad, no me trae paz; solo me hace sentir placer, pero eso Isaac me lo puede dar sin siquiera besarme. Debo reconocer que todo esto pueda sonar extraño; ¿cómo es que lloré y sentía que me iba a ahogar cuando Eric volvió a mi vida?, ¿y ahora lo único que quiero es que se vaya? No tiene sentido alguno, pero supongo que así funciona el corazón. Me siento como en un libro o una película romántica, y no doy crédito a que los ridículos dramas que formaban parte de la historia me estén ocurriendo a mí. Sonrío ante eso; hace unas semanas no me importaba en lo absoluto estar con nadie, no quería comprometerme y no quería que me gustase nadie más solo por no querer sufrir las consecuencias si algo no salía bien. Pero ahora, estoy dispuesta a tomar los riesgos si eso significa que podré estar con Isaac. Solo lo quiero a él, a nadie más. ¿Cómo es que me negaba a aceptarlo? Llevo sintiendo cosas por él desde hace ya más de dos semanas, ¿y hasta ahora me atrevo a aceptarlo? Es de locos.
Analizo todo lo que ha ocurrido entre nosotros y todo se junta en mi cabeza, dándole sentido a cada incógnita. Los celos de él cuando supo sobre mi beso con Oliver, sus celos cuando me vio con él en la sala, el dolor tan inmenso que sentí cuando me dijo que nunca le gustaré, la manera de Isaac de evitarme durante dos semanas enteras luego de haberme visto con Eric, el enfado que me llenó el cuerpo cuando lo vi con otra chica, la forma tan irracional y violenta con la que actué cuando vi lo que estaban haciendo él y la tal Harriet... todo tiene sentido ahora. Y el calor en mi corazón al comprobar que sentimos lo mismo me hace suspirar como una colegiala de quince años. Me siento en las nubes, y es algo que llevaba sin sentir hace más de dos años.
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In the fall
Novela Juvenil[...] Sabe que no los quiere en su hogar; sus propias inseguridades no le permiten darles una oportunidad, ni mucho menos a ella misma de conocer nuevas personas, pero, con el paso de los días, sus sentimientos hacia los dos chicos comienzan a cambi...