Isaac
Lo único que veo antes de que me cierren la puerta en la cara son los ojos grises de Olivia, mirándome con pena.
Estoy oficialmente más confundido que nunca. ¿Por qué tiene chupetones? ¿Los tenía antes? No, estoy bastante seguro de que esos no estaban hace una hora, cuando estaba con ella sentado a su lado en el sofá de su sala, viendo una película. Estoy bastante seguro porque no paraba de verla.
Entonces, ¿cómo es que los tiene?
Un pensamiento muy raro se cruza por mi mente; ¿se los habrá echo Spencer?
Antes de que pueda seguir pensando en eso, lo descarto. Obviamente no; la chica tiene novio y... simplemente no.
La única opción que me queda es Oliver. Pero no, no puede ser. Él ni siquiera está aquí, y él ama a Mia; jamás sería capaz de hacer algo para hacerle daño. Me voy a volver loco por no saber, pero sé que estoy actuando inmaduro; no tengo derecho a saber nada de ella, a no ser que quiera contármelo, cosa que no es obvia.
Sacudo mi cabeza, y estoy a punto de irme a mi habitación, a pensar en todo lo que ha ocurrido hoy y toda la información que tengo ahora de Olivia, cuando veo una luz proveniente de debajo de la rendija de la puerta de Oliver. Frunzo el ceño, ¿ya llegó a casa? ¿cómo no me di cuenta?
Camino por el pasillo hasta llegar a su habitación, y entro sin tocar.
Lo encuentro sentado en el borde de la cama, con los codos apoyados en sus muslos y la cabeza entre sus manos. Apenas me escucha entrar, alza el rostro, y sus ojos se abren en sorpresa.
- ¿Oliver? ¿Estás bien? – pregunto, acercándome a él, cerrando la puerta detrás de mí.
- ¿Qué demonios haces en mi habitación? ¿No sabes tocar? – su voz es fuerte y parece enojado-. Lárgate.
Su rechazo es algo a lo que ya estoy acostumbrado, pero aun así duele. Decido ignorar su tono autoritario y continúo haciéndole preguntas. Sé que estoy tentando a la suerte, pero, ¿qué es lo peor que me puede hacer?
- ¿Hace cuánto llegaste? – sus ojos lucen cansados, y tiene unas bolsas negras debajo de ellos.
Me lanza miradas asesinas, con la intención de intimidarme y obligarme a que me vaya, pero no lo haré.
El estado de mi hermano me preocupa cada vez más; está más delgado que antes y sus constantes cambios de humor son peores desde hace unas semanas. No entiendo qué le ocurre; siempre ha sido el chico impulsivo y amargado, pero esta vez es diferente. Necesito saber qué pasa con él para poder ayudarlo, pero hablar con Oliver es como hablar con una pared.
-Me parece haberte dicho que te largaras – está enojado, pero sus ojos demuestran otra cosa.
-No me voy ir, dime qué te pasa – digo, acercándome más a él, y sentándome a su lado.
Oliver se tensa y se aleja un poco de mí.
-Déjame solo, Isaac, ¿quieres? No estoy de humor para tus sermones – se pasa la mano por el cabello revuelto, y suelta un suspiro.
Parece cansado, y sé por instinto que algo no está bien.
- ¿Pasó algo con Mia? – pregunto en voz baja, rezando para que no me rechace.
No quiero ser entrometido, ya me he metido en la vida de Oliver muchas veces, y la última vez que decidí meterme en su relación con Mia, terminé muy mal, y me prometí a mí mismo no intervenir. Pero estoy demasiado preocupado por mi hermano; no quiero ni pensar en que algo más esté pasando con él que no me he dado cuenta, porque si llegara a pasarle algo grave, no me lo perdonaría. Es la persona más importante en mi vida, siempre ha estado a mi lado, y a pesar de que puede ser insufrible y amargado, es mi hermano y mi amigo.
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In the fall
Novela Juvenil[...] Sabe que no los quiere en su hogar; sus propias inseguridades no le permiten darles una oportunidad, ni mucho menos a ella misma de conocer nuevas personas, pero, con el paso de los días, sus sentimientos hacia los dos chicos comienzan a cambi...