Olivia
2 semanas después
Hoy es viernes, por fin. Por fin puedo decir que he sobrevivido a la montaña rusa de emociones que han sido estas infinitas e interminables semanas. Así la he sentido. Unos días podía levantarme de buen humor, y en segundos cambiaba drásticamente. O viceversa. Han sido unas semanas repletas de alegrías, pero a su vez, de tristezas.
Luego de pasar una noche completa sin poder dormir, solo pensando en lo que haría... decidí darle una oportunidad a Eric; al fin y al cabo, no tengo nada que perder. ¿Dignidad?, hace tiempo lo hice. ¿Amor propio?, no estoy haciendo nada que no quiera. Para ser sinceros, Eric se ha portado de maravilla conmigo estos pocos días que hemos decidido estar juntos. Obviamente nadie sabe de nosotros; se lo dejé muy claro el día siguiente a que nos acostamos, al haberlo pensado muy a fondo. Simplemente no quiero que nadie sepa; las personas pueden llegar a arruinar la felicidad de otros solo por querer lastimar. Además... no estoy preparada para que me vean con Eric de nuevo, de ninguna manera.
En la escuela no cruzamos mirada; cada quien está donde siempre, para no levantar sospechas. Pero, una vez la escuela acaba, nos escribimos y nos vemos en su casa, o de vez en cuando, en la mía. He intentado lo más posible evitar ir a mi casa, puesto que no vivo sola y no quiero tener que encontrarme con ninguno de los mellizos, mucho menos con Isaac.
Y ahí viene el motivo de mi tristeza.
Desde la noche del martes hace dos semanas no hemos compartido una sola palabra. Nos vemos de vez en cuando nos cruzamos por la cocina o los pasillos de la casa, pero nada más. Es demasiado incómodo; vivimos juntos, su habitación está al lado de la mía, y cada que estoy en la sala nos encontramos. Verlo y saber que no nos hablamos es estresante, y ni hablar de la acción de ignorarnos mutuamente. No puedo negar que me duele el corazón al saber que estamos así, más porque no tengo idea de qué pasó entre nosotros. Una noche pensé en la posibilidad de Isaac estando celoso por haberme visto con Eric, sin embargo, la descarté enseguida. Él me dejó en claro que no le gusto en ese sentido y que, por lo tanto, no tiene nada que ver eso con su actitud hacia mí.
Con Oliver sí he pasado un poco de mi tiempo libre. Se ha recuperado bastante; sus heridas ya no son tan alarmantes ni llamativas, el tono morado que rodeaba su ojo ha desparecido y los cortes de sus nudillos han cerrado. Aún sigue quejándose por el dolor consecuente de la lesión en la parte trasera de su cabeza, pero de resto, está perfectamente. Me comentó que ha estado yendo al gimnasio, y su odioso humor ha tenido un cambio drástico. Ahora se le ve más relajado, más tranquilo. Y eso no puede sino aliviarme por montones.
Voy de camino a mi auto para ir a casa y prepararme para salir de fiesta con mis amigos esta noche. Resulta que celebramos mi triunfo y el de Spence al haber aprobado el maldito examen de Biología, a pesar del día de mierda que estaba teniendo cuando lo presenté. Cuando el maestro nos dio los resultados y vi el puntaje notablemente alto escrito con tinta verde de bolígrafo aparentemente caro, en lo que primero pensé fue en Isaac. Fue algo incontrolable. Su rostro apareció en primer plano en mi mente y los recuerdos de las noches que pasamos juntos estudiando me aceleraron el corazón. Mis sentimientos son un caos cuando se trata de él, y es algo que no logro explicarme todavía, incluso luego de llevar varias noches pensando en ello.
Lo que más quiero en estos momentos es poder agradecerle por haberme ayudado a estudiar; me sirvió de mucho, y si no hubiese sido por él, hubiera sacado la nota más baja de todo el curso, estoy segura. Pero Isaac no quiere ni verme en pintura, así que por más que me duela, tengo que aguantarme su implementación de la ley del hielo.
Al entrar al auto siento el frío del otoño golpeándome cada esquina de piel, y maldigo el momento esta mañana frente al espejo cuando decidí colocarme este vestido negro con encajes en las mangas, sin ponerme encima ningún abrigo.
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In the fall
Teen Fiction[...] Sabe que no los quiere en su hogar; sus propias inseguridades no le permiten darles una oportunidad, ni mucho menos a ella misma de conocer nuevas personas, pero, con el paso de los días, sus sentimientos hacia los dos chicos comienzan a cambi...