Epílogo: Libertad

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Narra Karol:


Cuando Alejandro cumplió 25 años y yo tenía 53, él se graduó de la universidad.

Mi niño se graduó, mi no tan pequeño hombre se graduó de la facultad de derecho, ahora es un abogado con todas las letras. Alejandro se acerca a mis brazos y me envuelve en un cálido abrazo, no puedo controlar las lágrimas de orgullo, mi hijo creció tanto. Nicholas a mi lado abraza de igual forma a mí niño.

25 años pasaron desde que arrestaron a mí tío. Supongo que merecen una explicación de lo que pasó en tantos años.

Los primeros meses encarcelado yo lo visitaba casi diario, mientras que al mismo tiempo me hundía más en las drogas, me sentía una real mierda viéndolo detrás de las rejas. Sentía miles de kilómetros entre nosotros y eso solo hacía que el vacío en mi pecho aumentara de forma descomunal, así que por el bien de ambos decidí terminar todo lo que alguna vez yo comencé.

Cuando lo bese en mi cumpleaños número 18, cuando hacíamos el amor en el sofá, cuando tomábamos nuestro delicioso helado, nuestras miradas coquetas, los besos robados, las lágrimas, los secretos, mis padres creyendo nuestras mentiras. Nuestro amor, corte todo desde un inicio.

Meses después de que perdiera totalmente el contacto con Ruggero nació Alejandro, el calco de mi amor. Y por él, solo por mi pequeño bebé decidí empezar de 0, curar mi heridas y rehacer mi vida.

Me mude a Londres solo por el The National Smoking Cessation Institute, un centro de rehabilitación para las drogas. Aunque tuve un serio problema, si quería entrar al centro era sin Alejandro, pero alguien lo cuido con todo el amor que se le puede dar a un niño.

Gabriela Arias, mi mejor amiga se ofreció a cuidarlo mientras yo me rehabilitaba en 3 años. Sé que ahora están pensando "¡Karol, tú estás loca!" Pero simplemente no pude decirle que no a Gabriela, una parte de mi seguía confiando en ella pesar de todo lo que pasó. Y también porque sé que todo lo que ella hizo era por mi bien.

Después de perdonarla, de volver a reír juntas, abrazarnos, juntas unimos todas nuestras piezas rotas. Me senti completamente feliz y libre al perdonarla para volver a amarla como siempre lo hice, nunca odie a mí mejor amiga.

Cuando Alejandro tenía 5 conseguí un puesto en una clínica privada y tuve que abandonar mi trabajo en una ferretería en la que estuve casi 2 años.

Gabriela se reencontró con Manuel, su amor de adolescencia y ahora ambos están viajando por el mundo, teniendo sexo en lugares extraños y sintiendo el sabor de la libertad que tanto merecían.

Cuando Alejandro cumplió sus 10 años no se le ocurrió un mejor regalo, él quería aprender a jugar polo. Lo lleve a una prestigiosa cancha y allí conocí al instructor, un caliente Aleman de mi misma edad. Nicholas Schell.

Nick...que puedo decirles, lo amo tanto, él sin pedir permiso lleno mi vacío, pinto de colores todo lo que estaba gris en mi vida. Me enamoré de Nicholas de una forma tan pura, sano mis heridas con besos. Apareció para amarme sin miedo ni cobardía a pesar de saber mi trágica historia.

Cuando Alejandro cumplió 15 años, Nick y yo ya estábamos felizmente casados y viviendo juntos, amándonos sin límites los tres.

Cuando Alejandro cumplió 17 comenzó a exigirme que quería conocer a Ruggero, él siempre supo que Nick no era su padre pero nunca me pidió conocer a su padre biológico.

Cuando Alejandro cumplió los 18, los tres viajamos a California a que él conozca a Ruggero, no voy a mentir de que estaba nerviosa hasta la mierda, pero al llegar mis nervios se remplazaron por tragedia.

Mi papá murió de un paro cardíaco 12 años después de el nacimiento de Alejandro. Recuerdo el dolor que sentía en el pecho, pensé que en algún momento me moriría, nunca sentí un dolor tan profundo y desgarrador, en ese momento me odie tanto a mí misma por haber dejado sola a mamá con tanto dolor encima. Esa tarde y las demás llore hasta que sentí mis mejillas arder, en todo momento Nicholas y Alejandro me acompañaron abrazándome con todas sus fuerzas, intentando reparar las nuevas heridas.

Mi madre en ese tiempo se había mudado con mi abuela, ambas se acompañaron la una y la otra y así sanaron juntas.

Y días después decidí que ya era hora de que Alejandro conociera a Ruggero antes de volver a Londres, con la compañía de Nicholas. Al entrar él nos miró a los tres con unos ojos que no pude comprender ¿Amor? ¿Orgullo? ¿Felicidad? Tal vez.

Y yo cuando lo ví sentí muchas cosas que no se explicar. Sentí melancolía al recordar todo lo que pasó en aquellos años que nunca olvidaré.  Y cariño, al primer amor, al primer dolor y a la primera rendición.

Porque yo me rendí a Ruggero, me entregué en cuerpo y alma a él sin importarme las consecuencias que tiempo después nos golpearon tan fuerte que cada uno terminó en cada punta del mundo.

Pasamos la hora de visita bastante agradable, Nick y Ruggero no intercambiaron muchas palabras pero no hubo ningún momento incómodo, Alejandro estaba hasta arriba de feliz y no dejaron de charlar en ningún momento, y yo en cambio no podía dejar de sonreír al saber que se conocieron.

Los años pasaban y Alejandro viajaba una vez al mes para visitar a su padre y eso nos tenía bastante contentos.

Cuando Alejandro cumplió 18 conoció a una chica llamada Anne, su primera novia y meses después ambos se matricularon en la facultad de derecho...en madrid.

Dolió como la mierda verlo alejarse con valijas para comenzar a poner en orden su vida pero también se sentía tan bien ver a mi hijo tan tranquilo y en paz.

Y cuando Alejandro cumplió 23, Ruggero quedó libre y meses después se mudó a Madrid para estar cerca de él. Nunca volví a ver a Katherine pero a Lucia la veía constantemente, Ruggero siempre viajaba a California y la traía a vivir con él una temporada, mayormente cuando ella estaba de vacaciones de la universidad.

Y un año después Ruggero conoció a Olivia Gutiérrez, una latina principiante en libros y educación, graciosa y cruelmente sarcástica, la chica ideal para él.

No voy a negar que sentía que algo sonaba dentro de mí al verlo, con sus arrugas y su estúpido sonrisa torcida que a mis 18 me traían encantada.

Sin embargo me di cuenta que ya no encajábamos juntos, que ya la vida nos puso a cada uno en su lugar para dejar de luchar y por fin estar en paz. Igual siempre lo amare y sera el hombre de mi vida.

Pero el brillo siempre estará allí en nuestras pupilas, bailando juntos con solo una mirada. Ruggero fue mi primer todo y nunca olvidare todo lo que vivimos.

Al fin alcanzamos nuestra libertad, ya no más heridas.

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By: Valentina

Freedom [#Desseo2][COMPLETA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora