Inútil tus cojones. I

.19.

Golpes de memoria.

De golpe despierto por la falta de aire, temblando y llorando. Se había sentido tan real que incluso aún puedo sentir las manos de mi otra yo agitandome y la desesperación que sentí al cambiar de perspectiva.

Jamás había sentido tanto pánico, frustración y desesperación en mi vida.

Sin saber muy bien porque, me parto a llorar desconsoladamente. Me desgarro y me abrazo a mi misma, es como si de repente todas mis emociones decidieran salir de golpe y provocaran una presión terrible en mi pecho. No logro parar de llorar envuelta en mis sábanas, y pasados un par de segundos simplemente decido dejar salir todas estas emociones.

  — ¡¿Opal?! — De golpe se abre mi puerta y miro a la persona que ha llamado mi nombre.

Le miro a los ojos, no dice nada. Por su cara puedo ver que le ha hecho trizas verme en tal estado y corre a abrazarme sin preguntar la razón de mi llanto.

Probablemente estuve así más de una hora, envuelta en los brazos de Leiftan mientras lloraba sin razón aparente hasta por fin quedarme seca.

  — ¿Quieres hablar de esto? — Algo me saca de golpe de desconcierto. No es el que interrumpa nuestro largo silencio para ofrecer ayuda, sino su voz, que ha salido casi idéntica a la de Ezarel.

Dudosa niego con la cabeza, desconcertada por lo que acababa de escuchar. ¿estaba oyendo mal? Seguramente. Debía ser de madrugada, Leiftan entró en pijamas y aún no hay un rayo de sol molestando, no dudaré ni un segundo en que han sido obra del cansancio y sin embargo mi cabeza me carcome, como si mi interior intentara decirme algo.

Yo misma soy consciente de mis sentimientos hacia Ezarel, probablemente era mi imaginación deseando que fuera él aquí en lugar de Leiftan. Y aún me castigo mentalmente por dicho sentimiento, porque aun cuando lo odio una vocecilla interior insiste en negarse a dejar todas sus mentiras como lo que son: Mentiras.

Leiftan no insistió en hacerme desahogarme, era evidente que con tanto llorar ya lo había hecho. Me aparté de él para finalmente obligarme a recuperar la compostura; él no despegó los ojos de los míos.

Bajo la oscuridad de la noche casi podía verlos de un verde más intenso, sus rasgos se veían más suaves y delicados, a la vez, notaba que su rostro no me encajaba del todo. Como si viese algo diferente en él, pero no podía reconocerlo.

Leiftan acaricia mi cabello y mi rostro con una mano, me mira con tristeza y dolor. Parecía querer decirme tantas cosas pero prefirió callarse, quizás creyendo que no era el momento adecuado.

  — ¿estarás bien si te dejo sóla? — Nuevamente, su voz me distorsiona. Insisto en creer que es la de Ezarel, mas no presto atención exagerada a mis divagaciones. Asiento con la cabeza dudosa y aparto su mano con delicadeza de mi rostro.

— Estaré bien, vuelve a dormir.— Le regalo una sonrisa cálida y él asiente. Hace un movimiento dudoso, sin embargo se retracta antes de siquiera pensar bien sus acciones y sale por donde entró.

Quedo nuevamente en la soledad de mi cuarto, divagando sobre lo que acababa de pasar. Tanto mi sueño como la reciente actuación de Leiftan.

¿Qué significaba aquel sueño? mi mente me devoraba. Era como si yo misma tratara de advertirme de algo, ¿Pero qué? ¿Qué era lo que tanto necesitaba saber como para que mi subconsciente me atacara de esa manera? ¿tenía que ver con mi posible lado Berserker? ¿O era algo más?.

Y Leiftan... Realmente no pensaba en Leiftan, sino Ezarel. Me dejaba un mal sabor en la boca, casi envenenaba mi propio ser el pensar en la posibilidad de llegar al punto de fantasear su voz sobre alguien más. Me había dicho a mi misma que lo odiaba, y realmente siento que es así, pero a la vez hay algo... Como un revuelto en mi alma que me obliga a pensar ligeramente diferente.