Annie, Nasha, Marco.
— ¿Por dónde quieres empezar? — Ezarel se muestra suave, tranquilo.
— Tú pregunta.— Me encojo de hombros.— Al final una cosa siempre lleva a la otra.
— ¿Cómo era tu familia? — Uph, empezamos fuerte.
— No tengo.— Trago seco.— La mujer que me dio a luz se suicidó apenas nació mi tercera hermana justo frente a los ojos de sus tres hijas, su esposo y su suegros; sus últimas palabras fueron "No puedo ver más el maldito rostro de esa perra", dijo su esposo que porque yo soy idéntica a su madre y "ella ya no podía yo la culpa de haber matado a su madre". Desde ese momento todos me culparon de su muerte y apuntaron todo su odio a mi.— Los ojos de Ezarel se abren como platos.— Esa mujer tenía otras dos hijas, menores que yo. La del medio se llamaba Andrea, era horrible.— Suspiro pesada.— Nos llevabamos realmente mal y siempre mentía para meterme en problemas, estuve dos veces en la correccional por ella; después de la muerte de su madre las cosas empeoraron. La más pequeña...— Sonrío dulce, ella es mi todo.— Es Annette, yo sin ella... cielos, no existo.— me revuelvo el cabello.
— ¿Comparten sangre todos? — Por evitar decir que somos familia real, cambia las palabras de forma astuta.
— Así es.— Asiento.— Mi madre me abandonó apenas nací, me odiaba, pero mi padre no quiso lanzarme a la basura, así que simplemente dejaron que me criara sola en su casa. Nació Andrea y le dieron toda la atención del mundo, Antoine la amaba por ser idéntica a él y Martha no la odiaba porque, vamos, no se parecía a la abuela.— Suspiro pesada.— Me enteré del asesinato de la abuela cuando tenía unos 4 años, al parecer se trató de un ataque de ira y la empujó de una gran altura.
— ¿Qué hay de tu hermana más pequeña? — Me mira curioso, parece que estuviera viendo la película de suspenso más interesante del mundo.
— Con el tiempo yo me había vuelto un ser horrible, despiadado y sin sentimientos. Hasta hace dos años yo era... terrible. Aunque habían grandes excepciones.— Pienso en Nasha, la única que me toleraba pese a todo. Odio hablar de esa etapa mía, pero tampoco puedo mantenerla bajo el tapete. — Todo cambió cuando nació Annette mi vida comenzó a tomar color.— Sonrío dulce.— Esa niña era increíble, por ella me prometí dejar los problemas y ayudarla a ella a no terminar como yo.— Jugueteo con las sábanas de la cama.
— ¿Entiendes que te ves más sospechosa cuando dices todo eso de ti misma?.— Ezarel me mira calmado y yo asiento.
— ¿Por qué crees que mentí, Ezarel?. — Suspiro.— Ezarel, yo dejé todo para darle una vida digna a Annette. Es la razón por la que salí de las calles, por ella empecé a trabajar, por ella inicié mis estudios universitarios.
— ¿Cómo eras antes? quiero decir... ¿Qué hacías? — Me mira indagando.
— Sólo buscaba problemas. — Suspiro.— Como te dije, me mantenía yo misma. Mi forma de ganar dinero era en peleas callejeras y apuestas, me conocían por "hacer los trabajos sucios" de las mafias.
— ¿Asesinabas? — Me mira alertado, y rápidamente niego con la cabeza.
— ¡No! — Le doy un zape.— Se trataba de una mafia en específico, si, pero no eran malos. Las autoridades de mi mundo no hacen bien su trabajo y esa Mafia era el sustituto ilegal. Yo trabajé con ellos abriendo cuerpos, investigando su descomposición, y demás. Les resulté completamente útil, porque no tenían muchos efectivos aptos para la tarea.
— ¿Cómo aprendiste?
— Mi zona era terrible, llena de criminales y asesinos. A menudo me encontraba con escenas del crimen y escuchaba a los investigadores hacer su trabajo y los observaba mientras examinaban los cuerpos en la escena. Así aprendí, pero no puse nada en práctica hasta unirme a la mafia a los 13 años.

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Inútil tus cojones. I
FanfictionEn esta versión de la vida, Opal se encuentra completamente desencajada de ella; ¿Justo después de emanciparse desaparece de la tierra y termina en medio de la santa perdición, con una bola de fenómenos entre los cuales se encuentra un Elfo insulso...