.26.

220 25 39
                                    


El fin del principio. Pt II

Ez's pov

Cuatro días después.

La lluvia caía fuerte, violenta, mientras los hombres de Nevra se encargaban de pisos sobre más pisos, haciendo edificios de estructuras a prueba de inundaciones. La tarea se les dificultaba terriblemente a cada tormenta que nos golpeaba, peor aún, a cada temblor que nos retrasaba al menos media hora. Pero no era él el único en problemas, Valkyon tenía que recorrer las zonas más destrozadas para poder buscar sobrevivientes de las múltiples explosiones, y ayudar a los desplazados que se han movido de pueblo en pueblo en busca de una esquina menos destrozada del mundo.

... Y esta no lo era, claro. Eel había pasado del lugar más seguro y protegido de Eldarya, a ser la máxima concentración de todos los caos y destrucción. Según Miiko, lo que Opal hizo no fue solo destruir el cristal, sino desequilibrar lo poco que quedó de este con el ritual que realizó, y ahora todo era un caos.

El desequilibrio que traía la destrucción del cristal en sí, más el desequilibrio del ritual.

Para aquel momento yo me encontraba organizando unos documentos con Ewelëin, entre pociones para curar heridos y pócimas para recuperar la salud del cristal. Mis guardias estaban divididos entre esos, precisamente. 

Los más ágiles, como la misma Alejea, estaban organizándose con Miiko para regenerar energía, intentar estabilizar el cristal y purificar las partes que, de alguna manera que aún no acabamos de entender, Opal corrompió. La otra mitad se encargaba de curar a los enfermos, que no eran pocos, y cada vez aumentaban más a la par de los temblores y tormentas. Además, miembros de la misma guardia empezaban a desaparecer y no sabíamos si huían voluntariamente o... algún final peor. Chrome siendo el primero.

A mitad de mi discusión con Eweleïn, intentando descifrar nuevas pociones para solucionar nuestros problemas, una explosión tan fuerte como las primeras que siguieron a la destrucción del cristal interrumpió todo lo que pudiese haber estado pensando en hacer en lo que quedaba del día.

Pero esta explosión no era como las otras. Esta, traía consigo un ruido metálico, gritos de ataque y pisadas corriendo sobre el agua estancada con gran velocidad y fiereza en dirección al origen de los ruidos.

Me asomé tan rápido como entré en consciencia, para confirmar con los ojos lo que los oídos me dijeron. Valkyon, armado hasta los codos, corría con un semi ejercito armado.

¿Su destino? El ala este, donde habíamos encerrado a la causa de toda nuestra actual miseria, y la mujer a la que más odio le tenían los Eldaryanos: Opal.

—  ¡Se ha escapado! —  Escuché al primer guardia que llegó al ala gritar, y al final de sus palabras muchos dejaron de andar ante la sorpresa, mientras otros aceleraron el paso con la esperanza de alcanzar a atraparla antes de que fuese demasiado tarde.

Yo uno de esos últimos.

Al entrar la escena era no sólo repulsiva, sino atroz. La frustración inunda mis venas por primera vez.

Soldados del más alto calibre se encontraban con heridas más que simplemente graves en el piso, y aún así no presentaban señales de pelea. Casi como si la cría que llevaba 4 días sin siquiera comer, y apenas tenía energía para levantar la mirada y buscar quién sabe qué en la habitación con la vista, hubiese sido capaz de desmovilizar aquel par de hombres en apenas unos segundos.

Una cría que ni en su mejor estado de salud era capaz de vencer un soldado de calibre en menos de 10 minutos, ¿de repente sacaba la energía para destrozar dos de nuestros mejores hombres?.

Inútil tus cojones. IDonde viven las historias. Descúbrelo ahora