Haré la aclaración de que aprovechando que estoy inspirada últimamente haré una gran maratón de basura y capítulos, probablemente incluyendo la vida de Opal.
Pd: se acerca la escena de la poción, amo el drama.
Primeras confesiones.
Me despierto con un horrible dolor de cabeza, claramente, y ganas de asesinar a todos. Lo último que recuerdo es haber hablado con Ezarel y de repente caer dormida, demonios, no tengo solución.
— ¿Despierta? — Entra por la puerta Karenn con una taza de algo humeante.
— Deseando morir.— Gruño al ver luz asomarse por la puerta y me doy cuenta que las ventanas estaban cubiertas con cortinas oscuras. Ha debido ser Ezarel, ¿Siendo amable?.
— Toma esto.— Se sienta en el borde de la cama y me extiende la taza. Le doy el primer sorbo.
— ¿Miel? — Alzo la ceja.
— Ezarel.— Sonríe y me mira.— Me ha pedido que preparara algo para el post-borrachera.— Ríe bajo mientras bebo lentamente el elixir de la vida en mis manos.— Me contó lo de tu amiga...— Me mira preocupada.
— No eramos amigas.— ruedo los ojos, ¿Por qué todos se hacen ideas exageradas con todo?.
— ¿Quieres hablar de eso? — Me acaricia el brazo, seguramente en un intento de consolarme/animarme.
— Creo que si...— Gruño, es estúpido admitir en voz alta que necesito sacarlo de mi.— Pero no aún.— Suspiro pesada.
— ¿Eran muy cercanas, tú y Marzia? — me mira apenada, yo asiento.
— Nos conocimos en una pelea callejera, ambas tuvimos que durar un largo tiempo en el hospital por ello y el gracioso que se encargó de los papeleos nos colocó en la misma habitación.— Por una vez, cuento algo de mi vida personal.— Los primeros días no hablabamos y siempre habían enfermeras vigilando que no lastimasemos a la otra...— reí bajo ante el recuerdo, luego gruño por el dolor de cabeza.
— ¿Eras conflictiva? — Me mira sorprendida, no se lo esperaba teniendo en cuenta que no les he dejado saber que sé pelear.
Asiento con la cabeza.— Tanto Marzia como yo eramos terribles...— Sonrío nostálgica.— En la primera semana, ella recibió una visita... Sentí algo de envidia.— Suelto sincera, con vergüenza. Karenn se da cuenta de mi incomodidad y opta por no preguntar la razón de mi envidia.— Hasta que vi a Marzia volver a la habitación completamente aterrada. Ella era algo menor que yo, supongo que mi espíritu de hermana mayor se apoderó de mi y empecé a hablar con ella, tanto para solucionar las cosas como para ayudarla.
— ¿Era tan terca como tú? — Se cruza de brazos y alza la ceja, con una mirada que dice "Es justo lo que intento hacer desde que te conocí".
— Ya...— Ruedo los ojos.— No tanto.— Sonrío.— Pasado el mes en el hospital seguimos hablando, pero no me contaba de su vida personal, aunque por su parte ella podía ver parte de la mía. Un día simplemente llegó llorando al lugar donde siempre estaba yo y me lo contó todo.— Bajo la mirada entristecida, ¿Cómo pude dejarla sabiendo cómo era su vida? Soy horrible.— Desde eso ella empezó a buscar ayuda en mi, y poco a poco la veía mejor. estaba más fuerte, más alegre, más viva... Estaba dejando los problemas.— Apenas siendo mi gargante encogerse me callo.
— Te sientes culpable de su muerte...— Comprende rápidamente, la chica es lista.— Escucha, no es tu culpa para nada... La chica no contó con la suerte de que la encontraramos para ayudarla y terminó mal, sólo fue mala suerte...—Empieza a hablar ella... ¿Qué?.
— Espera.— Le miro atenta.— ¿Cómo te enteraste de Marzia?
— Miiko dio la noticia, dijo al pueblo que tuvieran cuidado con sus niños porque ya se había encontrado una víctima de algún animal salvaje en el bosque. Ezarel me explicó que la conocías y me pidió que hablara contigo.— Explica tranquila, yo permanezco en silencio largos segundos.— ¿Algo anda mal? — Me mira preocupada.
— No, no... Para nada.— Le sonrío.— Me alegra que Miiko advirtiera al pueblo, evitará más desgracias.
Después de este punto seguimos hablando de paganidades hasta que Ezarel entró sin avisar y se quedó en silencio al verme.— ¿Cómo te sientes? —Me mira con preocupación.
— Mejor. — Karenn me mira y se pone de pie.
— He olvidado que iba a ayudar a Alejea.— Sale corriendo de la habitación, no sin antes decir "Si pregunta te ayudaba con la resaca".
— ¿Por qué mintieron sobre lo de Marzia? — Frunzo el ceño.
— Nuestro trabajo es proteger el pueblo, y decir que hay alguien jugando con cadáveres sería asustar a todos innecesariamente. Basta con advertir de animales salvajes y ya.— Explica como si se tratase de un simple ejercicio de matemáticas.
— Mentir es mentir, no importa qué.
— Tú bien que mientes y no te recrimino nada.— Se cruza de brazos y yo permanezco en silencio.
— Es diferente...— Bajo la mirada.
— Mentir es mentir, no importa qué.
— No imites mis palabras, sé lo que dije.— Le miro mal.— Ezarel, sobre lo de anoche...— Le miro tanteando el terreno, con miedo a que diga "Miiko quiere hablar contigo".
— No te sientas obligada a contarlo, no diré una sola palabra a Miiko de lo que pasó.— Mueve su mano con tranquilidad.
Será estúpido, pero en este momento me dan ganas de abrazarlo y darle las gracias, anoche ha podido averiguar todo fácilmente y ha preferido esperar a que esté sobria para comentarmelo.
— No es eso...— Suspiro pesada y me abrazo las piernas.— ¿Te molesta si te cuento todo? — Digo en un tono bajo, como si prefiriera que no me escuche.
— ¿Por qué quieres contarlo de repente? — Me mira algo sorprendido.
— Porque yo...— Trago pesado.— Es estúpido, y si te ríes te corto las orejas.— Advierto primero.— Supongo que después de lo de anoche me siento lista para contarlo... — Miro hacia otro lado evadiendo su mirada. No me siento para nada apta para verle la cara de "Oh, vaya, soy el puto amo".
— ¿Por qué a mi? — su voz suelta duda.— ¿No preferirías Karenn, Ykhar, Kero? eres más cercana a ellos.— Me atrevo a mirarle, su gesto es más de preocuparse porque me sienta cómoda que porque lo cuente todo.
— Porque anoche me callaste y respetase mi privacidad.— Respondo simple, menos tensa.— Haces ver que no abusarás de la información.
— ¿Abusar de la información? — Alza la ceja.
— Ya me ha pasado antes, por algo soy tan reacia a hablar.— Le saco la lengua.
En eso, Ezarel cierra la puerta y se sienta en la cama, justo frente a mi.— Es un orgullo ser tu confidente.— Sonríe tan burlesco como siempre y yo me doy la libertad de darle un almohadazo.
— Gilipollas.— Sonrío divertida y le miro a los ojos.
yyyy hasta aquí porque, vamos, me encanta esperar entre horas para publicar lo siguiente.
¡Antes de que cierres esto! Necesito que VOTEN COÑO DE SU MADRE SÉ QUE LEEN ESTO,

ESTÁS LEYENDO
Inútil tus cojones. I
FanfictionEn esta versión de la vida, Opal se encuentra completamente desencajada de ella; ¿Justo después de emanciparse desaparece de la tierra y termina en medio de la santa perdición, con una bola de fenómenos entre los cuales se encuentra un Elfo insulso...