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La soledad propia del olvido.

Me asomo en la cantina revisando que no esté karuto para regañarme por saltarme el desayuno y entro silenciosamente. Apenas hay gente, lo que significa que si Karuto aparece le será más fácil atraparme.

Cojo su tarro de miel de fuego especial y me alejo corriendo cual alma que se lleva el diablo, ¡si sabe que me la he llevado yo va a romperme los huesos!.

La meto en mi bolso y me dirijo decidida al mercado en busca de Cedit.— ¿Lo tienes? —Susurra bajo acercándose a mí, yo asiento.— Ven, pasa.—Levanta la lona de su tienda y me meto al interior. 

Vaya que esta chica tiene de todo, juro que jamás había visto un arco y flecha tan magnífico como el que ella expone en una cristalera antes.— Tiempo sin verte, por cierto.—Tantea ella el terreno, evidentemente sabe que desaparecí. Ataqué al líder de la absenta, joder, debió ser noticia de primer plano.

  — Ya sabes, tuve un incidente.—   Digo simple, durante estos 9 días he estado repitiendo una y otra vez a miles de curiosos que "fui poseída". De momento los únicos que sabían sobre mis delirios de Joker son los líderes, Huang Hua y Karenn, quien hace nada me confesó haber escuchado "todo".

  — Oh, si... Lo de la posesión.— Curiosea ella mientras busca entre sus papeles.

Esta chica sabe algo, y me temo que haya sido por boca de Karenn.

— ¿Y bien? ¿Lo tienes o me voy con mi miel? — Interrumpo su interrogatorio.

— Sí, sí. Por aquí debe estar. ¡Yo misma lo guardé! ¿Dónde? No sé.— Ríe mientras abre sus gavetas en busca del papel.—  Sobre lo que me compraste la última vez... — Finge que sigue buscando, pero es más que evidente que ha dejado de prestarle atención a nuestro pequeño cambio.— ¿Para qué querías todo eso? — Me mira de soslayo.

— Cedit, no he venido a hablar.— Frunzo el ceño y me levanto.—  ¿Tienes o no la receta? — Me cruzo de brazos, entonces ella extiende un pergamino en pésimo estado.

— Corre por mi cuenta.— Dice con tranquilidad.—  Mereces volver a tu mundo.—  Dicho esto la miro severa. La chica es alquimista, probablemente se hace una idea de lo que ocurrió con la poción.

O quizás se imagine algo totalmente aleatorio, quién sabe.

— Gracias.— Digo tranquila y salgo de la tienda, entonces tomo rumbo a la playa.

Descubrí que cuando afrontas tu miedo más grande, lo demás desaparecen. Últimamente voy a la playa para pensar, no para bloquear mis pensamientos.

Miro cada ingrediente con detenimiento, algunos me suenan, otros no tanto. —  ¿De dónde mierda voy a sacar esto?.— Miro frustrada el papel. 

Estoy completamente sola en esto y no puedo ir por la vida preguntando, "¡Eh! Tú, traidor mentiroso, ¿Me puedes decir dónde comprar lágrimas de dragón? ¡es para una tarea!".

Probablemente me borrarían la memoria si digo algo como eso, estoy segura.

— Opal, ¿Estás ahí? — Escucho la voz de Nevra llamándome. Guardo rápidamente el papel y giro la vista en busca del molesto vampiro.

— ¿Qué quieres? — Digo lo suficientemente alto para que me escuche a considerable distancia.

— Aquí estás.— Lo veo correr hacia mí desde las escaleras rocosas.—  He querido hablar contigo.

— ¿Para? — Me cruzo de brazos. Es cierto que le guardo rencor a él también, y me tomo la libertad de tratarlo abiertamente mal ya que, bueno, no lo apuñalé como una loca.

Inútil tus cojones. IDonde viven las historias. Descúbrelo ahora