+18
Como sé que no a todas les gusta el +18, dejaré el siempre útil * para que se salten a la parte No-sucia. Por supuesto, también sé que nadie va a usar ese asterisco y sólo he jugado un rato colocándolo.
Perdóname oportuno.
¿Estaba bien hacerlo? No lo sé. Ni me importa.
La esperanza de poder reconstruir aunque sea un poco mi vida, poder volver a verlos aunque sea de lejos, poderlos cuidar aunque ellos no se den cuenta... Me odiaría el resto de mi vida si desperdiciara tal oportunidad.
Tan siquiera volverlas a ver me daría vida.
Tras terminarme de arreglar caminé a paso decidido en busca de Ezarel por todo el C.G. Mi corazón latía a mil por hora y a la vez me imploraba piedad a mí misma. ¿Le gustaría cómo me veo? Ni siquiera sé si voy bien arreglada, o si mi ropa combina.
Me salté la parte de la adolescencia en la que se aprende a vestir.
Finalmente lo encuentro en la biblioteca con Kero, organizando papeles.— Ezarel.— Llamo a su nombre con voz tranquila, él se gira a verme sorprendido de mi apariencia, y a juzgar por su rostro le ha agradado.— ¿Harás algo en todo el día? — Pregunto dudando ya de mis acciones.
¿Estoy haciendo lo correcto?
Establece prioridades, Opal... ¿No quieres ver cómo está tu preciada, preciada hermanita?...
Recordé las palabras de Leiftan, dándome fuerza a mí misma. Es mi última oportunidad, no lo arruinaré.
Ezarel se giró hacia Kero como si le preguntara si está bien que se vaya a media labor, a lo que este asiente sin problemas.— Tengo el día libre.— Aunque dudo de mí misma, no logro evitar que la felicidad me invada.
Ante los nervios de mis acciones, me bloqueo. ¿Qué más decir? No había pensado más allá de aquella pregunta, él siempre estaba ocupado e imaginé que tendría prioridades.
— ¿Qué harás tú? — Pregunta el elfo al ver que no digo ni una palabra.
— Quiero pasar el día contigo.— Suelto con franqueza que lo toma desprevenido.
Deja escapar una sonrisa complacida y asiente, acercándose a mí con la elegancia que lo caracteriza.— ¿A dónde quieres ir? — Con una sonrisa traviesa me ofrece su mano.
— La playa.— Tomo su mano y él me estrecha contra sí; juntos empezamos a andar tranquilamente en una plática ligera en la que él y yo realmente no prestabamos atención a las palabras del otro.
Yo misma sé que debí responder con incoherencias un par de veces.
Mi concentración estaba en él. Simplemente él.
Sus gestos, su sonrisa, su mirada de preocupación constante, su risa y sus chistes sin filo. Todo ahora mismo me llevaba a otro mundo.
Finalmente en la playa me he quitado los zapatos y empecé a caminar hacia el agua.— ¿Vienes? — Me giro hacia él para extenderle la mano. Él me mira con duda y asiente, para luego quitarse los zapatos y unirse a mí en el agua.
— Opal... — Acaricia mi mano entre las suyas sin despegar su mirada de la mía.— ¿Por qué querías pasar el día conmigo? —Pregunta dudoso.
Por un segundo mi corazón se detiene.
¿Sospecha de mí? ¿Sabe que lo haré? Tengo miedo, sí, porque yo misma soy consciente de que estoy jugando un juego cuyas reglas no conozco.
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Inútil tus cojones. I
FanfictionEn esta versión de la vida, Opal se encuentra completamente desencajada de ella; ¿Justo después de emanciparse desaparece de la tierra y termina en medio de la santa perdición, con una bola de fenómenos entre los cuales se encuentra un Elfo insulso...