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Porque has sido de mis primeras lectoras, y de las más activas además <3

¡Inútil tus cojones!

Me desperté y estiré; me encontraba tumbada en una habitación de colores vivos, decorada con muebles bastante curiosos y una especie de río artificial (Espero yo, vamos, ¿Quién desvía un río para meterlo en su cuarto?). 

 Si, así de currada. 

Empecé a hacer memoria, ¿Qué hacía yo en dicha habitación? ¿Qué ocurrió? Oh, claro, las setas.— ¿Te encuentras mejor? —Se acercó a mi una mujer blanca a más no poder, con orejas de... ¿Elfo, dijeron? 

Asentí con tranquilidad. Ahora recuerdo todo.—Creí que era un mal sueño.—Suspiro y cierro los ojos, pasando una mano por mi cabello.

  — No siempre es fácil enterarte de que estas en otro mundo totalmente distinto al tuyo.— Dijo con amabilidad la chica.

— Ya que estamos, ¿Quién eres? — Dije simple.—  ¿Y que diantres hago yo aquí? —Suelto como si fuese la duda más grande del mundo. Vamos, no es como si tuvieras mil dudas sobre este mundo, estas personas y como volver a mi amado hogar.

Uf, que estoy borde. Seguro me llega pronto.

  — Soy Eweleïn, la enfermera, y te han traído aquí porque te desmayaste cuando viste al "Híbrido de unicornio"  hacer que un libro flotara.— Suelta una pequeña risa y da a entender que he pasado el rídiculo.

Eh, ¿Hola? Quiero saber como reaccionan ellos al ver un celular, ¡Eso seguro y los mata!.

  — Pues un gusto, Evelyn.— Digo con claros problemas de memorización de nombres eldaryanos, a lo que ella corrige con un gruñido.—  No quiero ser cortante, pero necesito ver como es eso de mi regreso a casa, he quedado con mi mejor...—  carraspeo, corrigiendo.— Una colega. Y es importante que no falte.— Dicho esto me levanto y acomodo mi ropa.

— Miiko te quiere ver en la sala de Cristal.— Dice de repente con un tono... ¿Compadeciente? Oh mierda, ya no quiero ir.

  — Gracias.— Dije con tono nervioso,  y sin preguntar como llegar a dicho lugar salgo de la enfermería con el corazón en la mano. Miro el lugar con ojos de sorpresa.

La vista desde este punto quizás hace que el lugar se vea más "mágico", pero un sentimiento de nostalgia invade mi ser. ¡Me recuerda tanto a las historias que mi padre me contaba sobre hadas y brujas! Tan colorido y lleno de ese aire de "paz". 

Tras deleitarme con la vista y el ambiente, decido ponerme a curiosear el lugar. A fin de cuentas, no me hicieron ningún recorrido, ¡apenas me he quedado encerrada en la sala con el gran trozo de piedra azul y todos esos fenómenos mientras me explicaban que no era veneno, sino hechicería lo que me hizo llegar aquí!

  — Oh, despertaste.— Dice el Híbrido de unicornio al verme entrar  en lo que parece ser una biblioteca. 

— Keroshane, ¿No es así? — Digo con duda, no soy nada buena con los nombres de mi mundo, ¡y menos con los de este!

— Acertaste.— Sonríe tranquilamente mientras acomoda algunos libros.—  Lamento haberte asustado, debí imaginar que sería shockeante ver cosas flotar para un humano. ¿Te sientes bien?.— Asiento con la cabeza. No me apetece hablar demasiado.

  — ¿Sabes como puedo llegar a la Sala de Cristal? —  Recojo unos libros que se le caen y se los dejo sobre una mesa.

  — Baja las escaleras, la segunda puerta a tu derecha, luego la primera puerta a tu izquierda.— Dicho esto salgo de la biblioteca siguiendo sus instrucciones al pie de la letra (y preguntando a todos los que encontraba de camino donde estaba la famosa sala).

Inútil tus cojones. IDonde viven las historias. Descúbrelo ahora