Capítulo 28

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Pov Christian

—Christian, llegamos. —la voz de Taylor me saca de mi trance, el mismo que me acompaña desde hace unas horas. Mas bien desde que ella salio de mi apartamento y yo quede como el peor de los cobardes. Asiento con pesar, tomo la chaqueta y bajo del auto. Cierro l puerta de un portazo y me gano una mirada reprobatoria de mi jefe seguridad. Enarco una ceja y él niega. Saca la pequeña maleta del baúl y se encamina hacia el jet, yo solo lo sigo a sabiendas que cada paso que doy me aleja mas de ella.

Sé que fui el peor de los idiotas al dejarla ir sin siquiera decir media palabra. ¿Pero que podía decirle? La noticia de su divorcio me tomó por sorpresa en un momento donde solo puedo ofrecerle encuentros esporádicos y escondidos. Donde la razón de saberla sola y lejos de él me va a instar a querer estar con ella en todo momento importandome muy poco lo que piensen los demás pero como ella misma dice ¿Que pasa con los terceros? ¿Con mi hijo, con su hija, con Leyla? Dejar a esta ultima de un dia para otro seria levantar sospechas y sé que ella aprovechará cualquier desliz de mi parte para sacar ventaja sobre mi.

Necesito llegar a un acuerdo viable con Leyla, donde nuestra separación no sea de dominio publico, no quiero vernos en las pagina principales de los periódicos siendo el tema del momento. No importaría el desembolso que tenga que hacer para que se aleje de mi vida, solo pondre una condición, Christopher se queda conmigo.

Estando ya en el jet pongo mi cinturón de seguridad y como sé que no conseguiré mas que pensarla durante el vuelo me recuesto en el respaldo del asiento y dejo mi mente volar.

Jurame que no me estoy equivocando al entregarte mi alma y mi cuerpo, como lo hago ahora.

Prometeme, que esto no es un sueño, un hermoso sueño del que despertare y tendré que volver a la realidad.

Te falle. —maldigo cuando la angustia de su voz me despierta, cuando me pedía que la protegiera y aunque jure hacerlo estoy subido en un  avión, huyendo de la única mujer que he amado en esta puta vida, por el simple hecho de no tener nada que ofrecerle, mas que ser mi amante.

—¿Todo bien? —indaga Taylor, que no sabia estaba a mi lado. Niego y el asiente pensativo. Suspira y sé que tiene algo que decir.

—Ya sueltalo. —Le pido y el se voltea hacia mi.

—No renuncies a ella. —abro muchos los ojos y el asiente serio. —En todos mis años trabajando para ti, nunca te había visto tan feliz a excepción de cuando estas con Chris. Anastasia Steele te devolvió las ganas de vivir y de amar, tu a ella.

—Pero... Deje que se fuera. —digo finalmente.

—¿Quien dijo que iba a ser fácil? ¿Quien dijo que lo lograrían a la primera? —Inquiere poniéndome a pensar con cada pregunta. —Ustedes saben la situación de cada cual, esta de mas decir que sus compromisos previos pueden ser un obstáculo, sólo tienen que definir sus metas. Y si quieren que esto pase a un segundo nivel, unir fuerzas y verán que todo sera perfecto.

—Es cierto. Gracias por tus palabras Taylor. —Le tiendo mi mano con una idea clara de lo que debo hacer, la aprieta fuerte.

—Ahora si, descansa. Todavía nos quedan dos horas y media de vuelo...

*******

Cuando llegamos al Escala pasan las dos de la madrugada. El vuelo fue realmente agotador, y una pequeña turbulencia nos hizo compañía por más de veinte minutos. Por suerte Stephan se denomina el caza tormentas y pudimos salir ilesos de ella.

—¡Que noche! —me quejo y entro al ascensor. Taylor lo hace detrás de mi y en el mismo instante que las puertas van a cerrarse veo el auto de Leyla entrar a toda prisa al garaje. Dejo que las puertas se cierren pero detengo el ascensor.

Sin daños a tercerosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora