Capítulo 31

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—Pase. —digo a mi visitante y guardó la hoja de cálculo que me ha mantenido entretenido toda la mañana y en gran parte ha evitado que la llame. Desde que  supe que llegaron no he hecho mas que desear escucharla. Saber como esta, que me cuente de su experiencia en la feria, pero sobre todo decirle que la amo. Que voy a luchar para que seamos libres y por fin podamos vivir nuestro amor sin ningún tapujo. La puerta se abre y una sonriente Ross entra. —New York te sienta bien. —Digo.

—Eso parece. —sonrie y se encoge de hombros. Llega frente a mi escritorio y extiende su mano, después de un apretón toma asiento frente a mi. —¿Tu como has estado? ¿Has manejado todo esto sin mi? —enarco una ceja y ella vuelve a sonreír. —Solo decía.

—Todo esta bien. —contesto finalmente y miro a mi mano derecha por mas de diez años, algo la tiene feliz y sé que después que me ponga al dia me contara. —¿Como culmino la feria?

Los siguientes quince minutos fueron suficientes para saber todo lo referente a la feria, los nuevos contratos que trajo a la editorial, el reconocimiento obtenido y los beneficios que nos ha traído la nueva aplicación.

—Anastasia vive por los libros. —Por una razón que Ross desconoce sonrió orgulloso de ella y todo lo que logro. —Solo le falta ser mas fuerte, no siempre ceder a las exigencias de los clientes. Creo que siempre ha sido así, por eso el marido busca joderla. —Esto último lo dice con cierto resentimiento. Asiento serio y escucho de Ross la versión de lo que paso el fin de semana con ella y no se acerca ni a la mitad de lo que Kathe nos contó.— Todavía no sé como se pudo casar con ese hombre, por suerte no seguirá con él por mucho tiempo. —Me remuevo en mi asiento y busco esquivar la mirada de Ross.

—Esa es muy buena decision de su parte. —es lo único que agregó. El intercomunicador suena y como si fuera invocado por el mismo demonio, Andrea me informa que Clark Collins esta en recepción. —Hazlo pasar. —digo con voz dura, Ross y yo nos miramos con curiosidad, ya que no teníamos reunión pautada hasta la semana que viene.

—No te vayas. —Le pido a Ross cuando va a levantase de su asiento.

—Admitelo, necesitas refuerzos para lidiar con eso. —su ultima palabra esta cargada de desprecio y los dos sonreímos.

La puerta se abre y Andrea le da paso a Clark. El mismo la desnuda con la mirada y veo la incomodidad de mi asistente ante su gesto. Camina hacia nosotros con ese aire de superioridad que lo caracteriza y la carpeta que trae en su mano llama considerablemente mi atención.

—Señorita Bayle. —le tiende la mano a Ross y se que se la recibe por educación. —¿Como esta?

—Bien, Señor Collins. —Le regala su sonrisa de Play boy, solo que con ella no funciona. Cierto, él no sabe eso y es gratificante verlo curioso por su desinterés.

—Christian, amigo. —Me saluda e intento sonreir. Tomo su mano y después de un fugaz  apretón, se sienta al lado de Ross quien cruza sus piernas conscientemente de lo que esta provocando en él.

—Me tomo por sorpresa tu visita. Hasta la próxima semana no tenemos nada pautado.

—Si, es cierto. Pero necesitaba hacerlos participe de esta decisión antes de que la junta sea formal. —Me tiende la carpeta que trae en la mano. La abro y trago en seco al leer de que se trata.

—Esto no puede ser. —susurro para mis adentros, ella me dijo que no iba a renunciar, pero en este papel esta su firma.

—Eso mismo pensé cuando Ana me lo comento anoche, intente de todas manera convencerla pero ella ya había tomado su decisión. Y sabes como son las mujeres es mejor arrancarle ma cabeza que hacerlas cambiar de idea. —agrega con diversión y definitivamente no le creo una palabra, lleva una mano a su frente en un gesto de nerviosismo y me llama la atención el hematoma que se esta formando en ella. Le paso la carpeta a Ross y ella al igual que yo parece sorprendida y a la vez confundida. —Josh esta demandando mucha atención y Ana todavía no sabe decirle no.

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