Capitulo 30

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Pov Anastasia

—Es muy bonita la vista desde aquí. —la voz de Ross me atrae a la realidad, trago en seco y limpio con rapidez las lágrimas que hace rato mojan mis mejillas, asiento y concuerdo con ella, la vista del jardín del hotel desde esta terraza es hermosa, la luna se refleja en todo su esplendor sobre el agua de la piscina. Las mesas yacen desocupadas y solo se ve uno que otro comensal en el bar del lugar. Después de hablar con Christian no puede estar mas en la habitación y salí a pensar en lo que hablamos, todo lo que esta pasando con Clark, como se ha empeñado en hacerme las cosas dificiles con tal de someter me. Él se va divorciar y yo también. Eso debería hacerme inmensamente feliz y es todo lo contrario me pregunto ¿que tanto tendremos que pasar para ser libres y si en algún momento podremos ser felices juntos? Vuelvo la mirada a Ross e intento sonreir.

—Al parecer no soy la única que no puede dormir. —intento bromear y cuando miro el reloj de mi muñeca pasa la media noche.

—Mientras otras duermen como blanca nieves. —bromea refiriéndose a Gwen. —¿Estas mejor? —pregunta seria.

—Si. —digo y bajo la cabeza avergonzada, ellas fueron testigos de las constantes llamadas de Clark, me vieron desesperadas al saber a mi hija sola en casa y de alguna forma cuando todo se resolvio hicieron de todo para subirme el animo. —Josh esta con Kathe y creo que mañana van a pasar un rato en casa del Señor Grey. —Solo pronunciar su nombre crea mil revoluciones por segundo en mi corazón.

—Christian es un alcahuete. —dice con cierto orgullo. —Nunca pensé que lo lograría y ahí esta con el puesto del mejor papá del mundo mundial. —Sonrie con cierto deje de nostalgia.

—Al principio es difícil, es algo que debes hacer pero no te dicen como. —Me mira con atención. —Uno va aprendiendo sobre ka marcha, porque aunque suene raro el proceso de aprendizaje suele ser mutuo, tanto a prende el bebé como aprende una. Josh es... Mi todo. Esa niña tiene cada célula de mi hipotecada con sus sonrisas, sus besos, sus mimos.

—¿Al principio no te dio miedo?

—Muchisimo. —confirmo. —Yo era muy joven cuando supe que ella crecía dentro de mi, pero te juro que desde ese momento la ame. Con todas mis fuerzas la ame. Para no cansarte el cuento ella es esa fuente de inspiración que me hace continuar. Sin temor a equivocarme mi hija es lo mejor que me pudo pasar en esta vida. —asiente poco convencida y se que quiere preguntar algo pero no se atreve. Finalmente habla y por primera vez Ross Bailey una mujer de negocios que no titubea ante cualquier situación luce desconcertada.

—Gwen quiere que agrandemos la familia. —sonrio ampliamente, pero mi sonrisa se borra al ver el gesto de su cara. —Lo he pospuesto por varios años, pero creo que ya no puedo hacerlo mas.

—¿Tienes miedo? —pregunto a pesar de saber la respuesta.

—Mucho. —suspira. —Pero si es como tu lo deacribes creo que sera fácil.

—Facil no, pero si muy gratificante. Sera llegar a casa y ver esa carita para que todo se resuelva y vuelva a su lugar.

—Te voy a tomar la palabra. —sonríe sólo unos segundos. —¿Que va pasar contigo, con Clark? —suspiro y vuelvo la mirada a la piscina. Segundos después, respondo mirándola a la cara y sin titubear.

—Me voy a divorciar, esto ya llegó a su fin y no puedo seguir dándole largas. —asiente con seriedad.

—Esperaba que me dijeras eso. —sonrie y pone la mano sobre mi hombro. —Cualquier cosa que necesites estoy aquí, conozco unos abogados que son infalibles.

—Lo tomare en cuenta. Gracias Ross.

La veo darse la vuelta y diez minutos después vuelvo a la habitación, para intentar descansar.

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