#24

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Willow

Como el oxígeno para sus pulmones.

Tesla ha dicho que soy tan importante para él como el oxígeno lo es para sus pulmones.

Le doy una mordida a mi sándwich y me quedo con el bocado en la boca, sin masticarlo, pensando. Pensando en lo que dijo Tesla. Pensando en que él me hace pensar. Pensando en que tal vez le esté dando demasiadas vueltas al asunto.

Morfeus me mira desde la entrada de la cocina, impasible, con esa mirada que me hace creer que me está juzgando. Le lanzo un trozo de pan, él bufa, y no muy convencido de que con eso se va a solucionar mi cara de consternación, se lo come.

—Willow, si no te apresuras llegarás tarde —dice mamá.

Vuelvo a verle, taciturno. Mi cabello desordenado, mi rostro adormitado, mi sándwich de mantequilla de maní a medio comer y mis ideas entorpecidas aún no logran hacer presencia en esta realidad. Por culpa de Tesla.

—¿Uh?

—Por el amor del cielo. Ve a ducharte ya, Willow. —Mamá me quita unos mechones de pelo del rostro y los acomoda tras mi oreja—. Y ordénate este cabello. Pareces un vagabundo.

Mastico lentamente el bocado que tenía en la boca recordando que tengo que tragarlo.

—Umjú.

—¿Trabajas hoy?

—No. Estoy libre.

—Genial. —Mamá sonríe—. ¿Te parece si salimos a cenar?

—¿Pizza?

—Lo que sea —dice. Toma un vaso y me sirve un poco de leche.

Me lo bebo de un solo tirón, así que luego de haber terminado mi improvisado desayuno subo a ducharme. Cuando ya estoy limpio y con mi cabello atado en una coleta para evitar parecer tan holgazán, me voy a la universidad.

En el camino me pongo a divagar entre mis pensamientos. Mi primera clase comienza hasta las ocho, así que llevo al menos 20 minutos de sobra. Tal vez sea demasiado tiempo para pensar.

Honestamente solo puedo pensar en algo en particular. En eso que dijo Tesla.

¡Jesús! ¿Por qué no puedo dejarlo estar y ya? Solo ha dicho que soy un amigo importante para él. Pero, es que... Tesla, él es mi único amigo. Mi único verdadero y cercano amigo —de los mejores mejores—, al cual le importo. Y eso tiene mucho de importante, aunque me haga parecer un niño al que recién le han dado un dulce: inquieto y con alguna crisis de hiperactividad post azúcar.

Feliz, eso sí. Pero, al fin y al cabo, inquieto.

¿Cuánta felicidad puede caber en el universo?

Cada vez que pienso en Tesla se me sale una estúpida sonrisa y me cosquillean la punta de los dedos. Entonces medito en que si el universo no se expandiera constantemente se llenaría de mi felicidad, por ser su amigo.

Tal vez mi actitud sí sea muy infantil después de todo, y entendería que Tesla se terminara asustando de esa caótica manera en la que la felicidad se me escapa por los poros. A las personas no suelen gustarles otras personas muy felices. Les asustan porque a veces son impredecibles; otras veces simplemente porque no saben cómo manejar cosas más grandes que ellos mismos.

Tal vez yo solo sea lo primero, porque estoy seguro que ni soy algo tan grande como para manejar, y también porque Tesla sería capaz de manejar cualquier situación que se le presente, así que por esa razón hago cuanto puedo por dominar mis emociones y aparentar que tengo el control, así Tesla no va a asustarse.

El universo que llevamos dentro (En corrección)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora