Tesla
Solo limitarme a mirarlo es morir lentamente. Verlo moverse. Sonreír. Parpadear. Respirar. Escucharlo suspirar y exhalar palabras...
No puedo con esto.
Incluso pienso que se habría llegado el día —si jamás nos hubiésemos visto y siguiéramos charlando en el baño separados por una curtida puerta— en el que también habría alcanzado este punto de ansiedad.
Habría querido algo de Willow.
Su voz.
Sus manos.
Sus ojos y las miradas que implican.
Su cabello despeinado y ese cuello delgado y bonito que posee.
Podría... podría besarlo. Un pequeño beso en donde su cuello comienza. ¿Qué tan malo sería?
Yo: Willow... —Su nombre se escapa de mi boca al mismo tiempo que me acerco lentamente.
Willow: ¿Qué sucede?
Él voltea a verme sin sospechar de mis pensamientos. Mis ojos pierden el objetivo inicial cuando sus labios se proyectan en primer plano en mi campo de visión.
No. No lo soporto. Es imposible seguir creyendo que puedo manejarme frente a Willow; no con él siendo todo lo hermoso que es. Entonces sin pensarlo mucho me inclino y hago eso que vengo deseando desde hace mucho.
Yo: Sucedes tú...
Poso mis labios sobre los suyos y cierro mis ojos. En ese instante cada célula de mi cuerpo arde. Mis músculos se contraen y relajan en un abrir y cerrar de ojos. La respiración se me corta, y en mi cabeza solo se dibujan miles de puntitos de luz de colores refulgiendo en una vasta obscuridad. Brillan con tanta intensidad, se apagan, cambian de forma, vuelven a titilar y toman otro color más.
En mi cerebro hay tanto desorden en este momento que en lo único que alcanzo a pensar es en que los labios de Willow son pequeños, suaves y saben a vainilla.
Me toma muy poco decidir que me encanta su sabor. No quiero separarme de su boca y provocar que este momento se desvanezca. ¿Es demasiado insano de mi parte querer meterle la lengua y saborear la suya? ¿Es muy pronto? ¿Podré hacerlo algún día?
No quiero parar de besarle, maldita sea.
Trato de concentrarme en la incontrolable necesidad de querer seguir sintiendo sus labios entre los míos, pero de repente advierto como el aire se me acaba y me veo forzado a parar y a separarme de él.
Abro los ojos lentamente y veo a un Willow con un rostro desconcertado, con las mejillas rojas y con algo que parecen ser palabras atoradas en su garganta.
Puedo saber por la expresión en su cara que quiere decir algo, pero no lo hace. Solo se limita a voltear su mirada a la multitud que tenemos en frente y a quedarse en silencio. Luego de unos segundos de observarlo en esa impasibilidad también hago lo mismo y entonces mi mente comienza a explotar.
¡Oh, mierda! ¡¿Qué demonios he hecho?!
Lo has arruinado, Tesla, me grita mi conciencia.
¡Ay, Dios! ¡No! ¡No debí...!
¿¡Como he sido tan estúpido de hacer algo así!? ¡No le he preguntado a Willow si podía hacerlo!
Ay no.
Ay no.
Ay no.
Ay n...
Willow: Tesla. —Su voz me saca de ese batiburrillo de pensamientos que están ardiendo en mi cabeza como si se tratasen de un incendio forestal.
Vuelvo a verle, esperando que me diga una sarta de insultos, esperando ver su entrecejo fruncido o esperando que me golpee; o tal vez las tres cosas.
¡Ay no! ¿Y si quiere golpearme? No puedo regresarle un puñetazo a Willow. Bueno, sí puedo, pero no quiero. Porque es Willow. Y porque no quiero hacerle daño. Y porque...
Willow: Te quiero, Tesla. —Él sonríe. Ha mantenido su mirada fija en la multitud que nos ha dado la espalda mientras miran el espectáculo de marionetas y que pareciera que no han notado que este par de chicos se han dado su primer beso.
Sea como sea, puedo advertir un matiz de nerviosismo en la voz de Heavenly. Su rostro tenuemente iluminado por la luz que apenas llega hasta nosotros le da un aire etéreo. Willow toma mi mano y en ese pequeño espacio que hay entre él y yo entrelaza nuestros dedos y los deja ahí, encajando a la perfección.
Es como vivir en un sueño. Como si la vida en realidad fuera un sueño, de esos que cuando despiertas lo haces con una sonrisa porque ha sido algo bonito y lo recuerdas. Aun así, sucede que no quiero que sea un sueño, y de cierta manera me provoca pánico parpadear y de pronto darme cuenta de que he despertado y que nada de esto ha sucedido. El escozor en mis ojos me obliga a hacerlo. Para alivio mío Willow sigue aquí.
Willow: Ha sido el mejor helado de mi vida —confiesa, y esta vez voltea a verme.
Me regala una sonrisa, inclina su cabeza y me besa en la mejilla. Un cosquilleo se disemina por mi rostro y estoy seguro de que si pudiese verme en un espejo justo ahora mi reflejo sería la perfecta representación de un jitomate.
Aprieto con más fuerza su mano y me acerco un poco más a él, de modo que ahora nuestros hombros se están tocando. Y esta vez sonrío yo, porque soy feliz. Porque en mi interior se están creando galaxias y constelaciones. Porque el cosmos se expande dentro de mí a una velocidad que me embriaga. Porque nacen estrellas y sistemas solares en mi estómago y las nebulosas adoptan formas sublimes en mi pecho. Y, claro, porque quién está causando todo eso lo tengo justo a mi lado.
Y se llama Willow.
Willow Heavenly. El chico más hermoso que existe en toda la vastedad del universo.
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El universo que llevamos dentro (En corrección)
Novela JuvenilWillow es un chico introvertido que siente que está destinado a pasar su vida completamente solo, y esto es algo que ha podido comprobar por su casi nula habilidad de hacer amigos. Tesla, por otro lado, tiene una facilidad nata para hacerse amigo de...