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Tesla

Corro. Y corro. Y corro. Y sigo corriendo hasta que salgo del campus. Y sigo corriendo más hasta que llego a la parada de autobús, lo que resulta irrelevante porque no me detengo y continúo corriendo hasta que llego a casa.

Me arden los pulmones, me queman los músculos, me duele el estómago y quiero llorar.

Subo corriendo a mi habitación y me encierro en su silenciosa quietud. Me recuesto en la pared y me deslizó por ella hasta que me siento en la alfombra. El aire me hace tanta falta que las bocanadas que doy para consumirlo me provocan arcadas, me secan la garganta y me marean.

Intento calmarme, así que hundo mi rostro entre mis rodillas como suelo hacer cada vez que algo se descontrola en mí. Eso en cierta medida disminuye mi ansiedad, así que me quedo así por largo rato.

Yo: Willow Heavenly —susurro, más para mí mismo que para nadie en particular—. He visto a Willow Heavenly.

Oh, Dios. Ha sucedido finalmente. Por fin he podido conocer a ese chico que tiene galaxias y nebulosas en su pecho. Y creo que eso ha sido demasiado para mí; más de lo que podía manejar. Por alguna razón siento que me he roto, que me descompuse cuando lo vi. Me ha dado tanto miedo, tanto pánico, tanto de lo que sea que te haga sentir que algo no está saliendo como debe de ser, que todo lo que he podido hacer es huir.

¡He salido corriendo y le he dejado ahí!

Yo: Ay no, ay no, ay no, ay no, ay no...

Y cuando he creído que mi ansiedad ya no va a hacerme daño mi cerebro me da una patada mental que provoca que comience a llorar, en la soledad de mi habitación, entre pequeños sollozos; con el rostro entre mis rodillas, con todo el miedo del mundo encima, porque siento que al final lo he arruinado y porque siento que al final de todo he sido yo quién ha defraudado a Willow y tal vez lo he hecho sentirse triste.

Y porque... porque tengo mucho miedo.

Miedo a cada pensamiento, a cada idea, a cada impulso y a cada cosa que siento por dentro y que me hace pensar que existe algo que no puedo controlar.

Y, es que, habrá un detonante para todo eso. Oh, claro que sí lo hay.

Ha sido muy distinto al hecho de tocar su mano con mi mano, con mis labios o con mi rostro, porque por algún motivo todas esas cosas me resultaban completamente normales porque se trataba de Willow.

Pero ahora... ha sido en ese ínfimo instante en el que he visto a Willow por primera vez que aquellos gestos han perdido el peso que se supone que deberían tener; han cambiado, en realidad, y me da por pensar que es muy probable que siempre tuviesen un significado diferente, pero yo no me daba cuenta de ello. Porque, cuando mis ojos enfocaron al chico que estaba parado frente a mí, lo único que mi cabeza pudo procesar fue algo que de cualquier manera era verdad.

"Willow Heavenly es el chico más hermoso que alguna vez haya visto".

Y como si eso no fuera suficiente, como si ese pensamiento no bastase para hacerme trastabillar, vienen mis impulsos nerviosos y me hacen entrar en un incipiente estado de pánico cuando fuerzan con bastante fluidez otro pensamiento entre mis neuronas:

"Quiero besar a Willow Heavenly".

"Quiero besar a Willow Heavenly"

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Si pudiesen dedicarle un capítulo de "El universo que llevamos dentro" ... ¿A quién se lo dedicarían?
(^u^)

El universo que llevamos dentro (En corrección)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora