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"F"

Es como ver el invierno desatarse en sus pupilas.

El caos del rayo y el viento sería su rostro crispado por el miedo, y el eco del trueno sería su llanto.

Tesla es un llorón. Siempre lo ha sido. Llora con cosas simples y pequeñas, incluso si no le hacen daño a él. Pero justo ahora parece haber algo más, algo propio de sí mismo que lo está destrozando de adentro hacia afuera y se le está escapando por los ojos en forma de enormes lágrimas.

—Estoy roto, "F". —Se encoge en sus propios hombros sobre la silla—. Y por alguna razón no puedo arreglarme.

Llora como un niño que se ha perdido en el supermercado. Triste y lleno de pánico. Pero pienso que tal vez sea normal. Cada vez que algo nuevo sucede en nuestra vida lo primero que sentimos es miedo, en especial cuando eso que es nuevo nos hace sentir felices porque, claro, ¿quién no tendría miedo de todo eso que nos hace sentir más frágiles que nunca?

El amor nos vuelve frágiles.

Y supongo que es eso lo que está sucediendo con Tesla. Ha llegado a un punto en el que alguien le ha hecho sentir tan frágil que piensa que algo muy importante dentro de él se ha roto.

Pero es que tal vez él no lo entienda del todo aún. No es sólo el hecho de sentirse frágil y roto.

El amor nos hará sentir así en algún momento...

—No estás roto —le digo tratando de sonar tan convincente como puedo—. Solo te has enamorado, Tesla.

...Sí. El amor nos puede hacer sentir rotos y aterrarnos a veces porque el amor nos cambia. Nos moldea. Nos desarma y rearma.

Y tal vez nos confundamos porque romperse también es desarmarse. Y ambas cosas llevan al cambio.

Dentro de nosotros...

—De un chico —masculla entre sollozos—. ¡Por Dios, "F"! Me gusta un chico. —Su voz se quiebra y ahora todo eso que retenía con algún esfuerzo se sale a borbotones de su interior.

Pero es muy distinto cuando nos desarmamos siendo felices. Porque cuando nos volvemos a rearmar, aun temiendo lo que pueda resultar, será algo impresionante.

—¿Y? —pregunto—. ¿Qué tiene eso de malo?

—¿Por qué debería de estar bien? —reprocha. Se lo reprocha más a sí mismo que a alguien en particular.

¿Tanto miedo tiene Tesla de querer a alguien que no sabía que podía querer?

—Justo ahora en esta habitación eres el único que piensa que está mal —advierto—. Y eso no parece ser bueno para ti.

Es decir... ¿tanto pánico le podemos llegar a tener a todas las formas de amor?

—Tesla. —Me levanto de la cama y me acuclillo a su lado. Desde aquí abajo puedo ver sus lágrimas caer. Es como la lluvia de invierno de un hermoso cielo gris—, ¿tienes miedo?

Él se sorbe los mocos y asiente.

—¿De ti?

El asiente nuevamente y los ojos parecen encharcársele más.

—¿De mí? —inquiero.

Y entonces el rostro se le tuerce en un gesto de pánico.

—De todo —responde.

—¿Incluso de Willow? —pregunto.

Y entonces la tormenta se vuelve huracán porque Tesla se desmorona.

El universo que llevamos dentro (En corrección)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora