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Willow

—Lo siento —me disculpo.

—No lo sientas. —Tesla suena muy sincero y su voz me tranquiliza bastante—. Son tus exámenes y debes estudiar. Es lógico intentar no distraerse.

He llegado aquí hace diez minutos, y tal y como él dijo aquí está esperándome.

Hacía varios días que no hablábamos porque yo tenía mucho para estudiar, así que me ausenté. Aunque tal vez, en el fondo, también fue una excusa para pensar en cómo demonios lidiar con eso que le había dicho.

¡Ay, Dios mío!

¡Le he dicho a este chico que le quiero!

Aunque eso es cierto. Quiero a Tesla Boham. Es solo que no pensaba decírselo.

Bueno, no aún.

¿Cómo no iba a querer a mi único verdadero amigo?

—Ahora ya estás aquí —dice él, asomando sus zapatos por debajo de la puerta del baño. Toca con sus puntas las puntas de los míos y los deja así por un rato—. Eso es lo importante.

A veces me pregunto si Tesla es realmente consciente de lo que dice. Podrían parecer unas simples palabras formando una oración, pero cuando él las dice... todo se traduce en sílabas con un peso descomunal.

Tesla se sienta en el piso y yo también lo hago, como las veces anteriores.

Es un piso muy cómodo si me lo preguntan.

Veo la piel de las piernas de Tesla asomar por unos rotos en sus rodillas y advierto como su piel blanca resalta entre ese mar de tela oscura. Ahí también noto un par de pecas pequeñas que se distribuyen con tanto cuidado, que es como si lo hicieran a propósito para verse bien.

Luego pienso; me pregunto, más bien, si Tesla tendrá pecas en otras partes de su cuerpo. Tal vez en su espalda. O en sus hombros. O tal vez en...

—Willow —él pronuncia mi nombre e interrumpe una idea que tal vez estaba llevando demasiado lejos.

—¿Sí?

—Sé que este no es el sitio más idóneo para cierto tipo de cosas.

—¿Uh?

—Es que podría resultar incluso asqueroso.

¿De qué está hablando?

—Ajá.

—Es que yo...

—Va a darme gastritis si no hablas.

—Bueno. Es que quiero darte.

—¿¡Qué!?

—Darte algo.

—Ah.

—Comida. Es comida china, de hecho. He traído para los dos y pensé que tal vez querrías comer aquí conmigo. Aunque no es el mejor sitio de todos.

A veces tengo deseos de estrangularlo. Siento que hace este tipo de cosas a propósito.

—Por mí está bien —le digo. Respira, Willow. Piensa en flores. En helado. En una ducha fría—. Sí. Está bien.

—¡Genial! —exclama.

Lo escucho husmear en su mochila. Unos segundos después lo veo pasándome un recipiente con comida china y una Coca-Cola.

Cojo los alimentos, pero antes de que retire mis manos él detiene una de ellas atrapándola por mi muñeca. Me quita la gaseosa y la coloca en el piso, dejando libre mi mano derecha. Tesla extiende mis dedos deslizando sobre ellos los suyos y lo escucho decir "ummm".

El universo que llevamos dentro (En corrección)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora