Definitivamente el destino era bastante sádico y poseía un humor negro que seguramente nadie entendería, o al menos ella no lograba comprender como las cosas se habían enredado de tal manera que ahora se encontraba esperando un hijo del hombre que antes había sido su tormento y ahora era su marido. Eso sin contar que afuera había un loco desquiciado buscando a una pequeña a la que había adoptado legal y afectivamente como suya, que era hija de sangre de la mujer que le había torturado a base de cruciatus durante la guerra.
Hermione suspiro largamente, recargada en el marco de la puerta, observaba a su pequeña Destiny ayudando a su madre a arreglar el pequeño huerto trasero. El viento le revolvía su cabello negro, en una mano sostenía los instrumentos de jardinería y con la otra sujetaba a su muñeca predilecta.
Su más grande temor era que intentaran quitársela, la sola idea le erizaba los bellos de la piel. Jamás permitiría que Lestranger tuviera acceso a su hija.
Aun se encontraba en el refugio, acompañada por sus padres y su hija. El lugar era bastante acogedor. Se había encargado de acondicionarlo lo mejor posible para que no tuvieran carencias de nada, incluso si las circunstancias fueran distintas sería un grandioso lugar para vacacionar. Pero la realidad era otra distinta, estaba protegiendo a los que amaba, poniéndolos fuera de radar.
Podían acusarla de paranoica, pero después de la guerra y con todo lo que pasaron mientras huían se había prometido que si salía airosa de aquel episodio negro, se prepararía a conciencia para cualquier contingencia futura. De esa misma manera había prometido a sus padres después de regresarle sus recuerdos cuando los encontró en Australia, que siempre les hablaría con la verdad, que jamás volvería a hacer algo como intentar borrarse de sus vidas, sin importar que sus motivos fueran nobles.
Planeo a detalle un plan de escape, un refugio seguro y los medios suficientes para proteger a su familia. La casa de seguridad donde se encontraban era indetectable e incontable, jamás se localizaría su ubicación en un mapa. Protegida por los hechizos mas potentes capaces de repeler a cualquier persona en un amplio margen de 1,000 metros a la redonda.
Tenia siempre equipaje listo en varios puntos por si tenía que huir como había sido el caso después de que Lestrager irrumpiera en su casa. No empacaba solo ropa, sino un sin numero de aditamentos que le permitían sobrevivir de ser necesario, incluso en los lugares mas inhóspitos. Incluso, tenía una buena dotación de poción multijugos, además de muchas otras que le pudieran ser de utilidad ante las emergencias.
Rodeados por un amplio bosque, a kilómetros de distancia de cualquier asentamiento humano. Incluso los animales eran repelidos por un campo de protección.
-¿Estas bien? –La voz de su padre la regreso a la realidad.
-Lo estoy. –Mintió tratando de sonreír.
El hombre meneo la cabeza de manera negativa mientras extendía la mano para acariciar su barbilla. No importaba que su hija fuera ya una adulta casada, para el siempre seria su pequeña y como tal, no podía soportar la idea de que estuviera enfrentando tales riesgos.
-No necesitas mentirme.
Hermione sonrió con tristeza. –Hare todo lo posible porque esto termine pronto.
No miente, en realidad tiene toda su fe puesta en que de alguna manera se las ingeniara para atrapar lo mas pronto posible a Lestranger para poder vivir en paz.
-Porque no te quedas con nosotros. Aquí estarás segura. -Intenta persuadirla, pero de antemano sabe que es una batalla perdida. Conoce demasiado a Hermione como para saber que jamás se da por vencida.
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Amar Es Destruir Y Ser Destruido
FanfictionTenía el corazón roto desde hace mucho tiempo, desde el mismo momento en que supo que Harry estaba verdaderamente enamorado de otra chica. Hasta ese día había guardado ciertas esperanzas de lograr ocupar un lugar especial en su corazón y en su vida...