Destiny

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Inteligencia y astucia, son cualidades muy bien valoradas, ambas las poseía. En este caso tomaría las medidas necesarias para no involucrarse más de lo debido con Rodulphus. No seria tan estúpida para provocar que su vida y la de su familia se tambalearan de nuevo, mucho menos después de que parecía que al fin podía respirar tranquilamente. Tenia que ser lo suficientemente hábil para no desatar la ira de su cuñado al tiempo que lograba poner a salvo lo que ama y a si misma.

Su cuñado era un hombre sumamente peligro, si alguien lo sabia era precisamente ella. De alguna manera a pesar de lo que supuso que su hermana Bellatrix le roba al hombre del que estaba enamora, no podía estar menos que agradecida con su suerte.

No fue el amor lo que motivo a Bella a casarse, como siempre era mas sus ganas de joder a los demás lo que la hizo en primer instancia elegir a Rodolphus, lo segundo y no menos importante para ella, era cumplir con su papel como buena Black, de sangre pura, enlazando su vida a otra persona en un conveniente contrato para honrar a su familia y apellido.

Sin amor de por medio, lo único que parecía unirlos era sus tendencias psicópatas, el gozo que sentían al infringir dolor a pobres desgraciados que consideraban eran menos que escoria y la adoración enfermiza hacia su Lord.

En el pasado, las lágrimas nocturnas por su corazón roto mermaron lentamente. Su corazón se apaciguo cuando Lucius entro a su vida aunque el amor llego mucho después y le llevo bastante tiempo acoplarse al destino que le había tocado vivir.

Aun con todo, el recuerdo de ese cariño adolecente seguía en su pecho, bajo todas las capas de polvo que con los años le fueron cubriendo. Tenerlo delante había hecho que una punzada de nostalgia se expandiera en su pecho, pero se obligo a calmarla de inmediato.

-Se que te pido demasiado. –Cubrió su delgada mano con la suya. –Si tuviera otra manera de hacerlo ten por seguro que no te molestaría.

Parecía sincero, mentía tan bien que si no lo conociera le creería. Su rostro se dulcifico al tocarla, mas sus ojos mostraban un brillo que nada tenia que ver con la calma.

-Comprendo. –No retiro su mano, la mantuvo bajo la suya lo suficiente para no ofenderle. –Puedo darte dinero aunque quizás no tanto como quisiera. Sabes que aun vigilan nuestras cuentas en Gringotts, pero dispongo de una cantidad considerable de galeones en este momento.

-Gracias. –Le dijo apretando un poco más su mano en señal de agradecimiento.

Le miraba con detalle, tratando de adivinar su siguiente movimiento.

-En cuanto a la niña no se muy bien cuales son tus expectativas.

Lestrager aparto su mano con cierta brusquedad, poniendo en evidencia su carácter volátil. –Debería dejar que muriera, pero es lo único que me queda de ella. –Su odio era evidente al hablar de la niña.

El rostro se le contrajo con rabia, su barba crecida y la ferocidad de sus ojos eran intimidantes. A pesar de todo Narcisa mantuvo la calma, cruzando sus manos en el regazo.

–De momento la deje en un orfanato muggle, pero no la quiero viviendo entre esas ratas. –Dijo con asco.

-Sera difícil que me concedan a mí la custodia, mucho menos sin que los demás se enteren del origen de ella. Pero si me permites puedo buscar otra solución, aunque no se si te agradara la idea.

. . .

La señora Malfoy, podía aparentar todo lo que quisiera, pero su nerviosismo era más que evidente. Lo que alarmo considerablemente a Lucius que hasta el momento no le había podido sacar una palabra al respecto de su estado. Lejos de obtener una respuesta, Narcisa se limito a avisar que esperaban a Draco y Hermione a cenar.

Amar Es Destruir Y Ser DestruidoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora